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Por: Alex Barboza
Director de A&B Advisory.
De acuerdo con los datos más recientes del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), el parque empresarial costarricense está conformado por 137.378 empresas. De ellas, 133.845 son pymes. Estas últimas han contribuido al empleo formal con más de 358 mil personas contratadas. Mientras que las empresas grandes han aumentado su contribución de forma sostenida, reportando 969.755 empleos generados.
Estas estimaciones nos dicen que somos más de 1.300.000 habitantes que jugamos un papel clave en la elección del rumbo de Costa Rica el próximo domingo. Pero no somos un grupo cualquiera de costarricenses. Somos el motor del desarrollo del país.
Como sector empresarial, tenemos necesidades y preocupaciones que se han incrementado con los recientes acontecimientos nacionales e internacionales. Lo que nos deja una tarea crucial en las urnas electorales.
Nuestro mayor reto es elegir la mejor alternativa en un contexto en el que la cantidad de información sobrepasa nuestra capacidad de análisis y discernimiento. La indecisión, que probablemente se acrecienta conforme transcurren los días, nos puede llenar de incertidumbre y temor.
En medio de esto, es de suma importancia que no dejemos de informarnos y leer las propuestas. Las cuales nos permitan realizar un análisis responsable y objetivo para el voto, de acuerdo a lo que necesita el sector empresarial.
Es fundamental que tomemos en cuenta las proyecciones relacionadas con el tipo de cambio. Así como tasas de interés, alza en diferentes productos y servicios, entre otras cosas. A quien seleccionemos como presidente, debe tener propuestas claras y efectivas. Además de un equipo de trabajo idóneo, para mitigar el efecto de esas circunstancias en el país.
Ya no necesitamos que quienes estén al frente hablen del pasado. Ni siquiera del presente. Sino de lo que pueden hacer por nosotros en el futuro.
Nos encontramos en medio de una reactivación económica que ha tratado de despegar a pesar de fuertes vientos empujados por las diferentes situaciones internacionales que se encuentran fuera de nuestro control. Ante esto, se requiere de acciones inmediatas, pues en medio de la transición política estamos ansiosos de ver mejoras.
Tampoco se trata de fórmulas mágicas. La misma fuente que citamos inicialmente nos dice que las empresas del sector servicios han tenido una tasa de crecimiento positiva a lo largo de los años. Y que el sector industrial ha presentado más bien un decrecimiento. Es decir, se requiere identificar propuestas que brinden una atención individualizada para cada necesidad.
Por otra parte, las pymes deben ser prioridad. Actualmente se encuentran enfrentando obstáculos, ampliamente comentados a nivel público, para acceder a créditos. Así como de exceso de tramitología y altos compromisos fiscales y legales.
Se estima que, por cada tres personas que emplean las pymes, se debe pagar un monto por concepto de cargas sociales equivalente al salario de un cuarto trabajador. Crecer, emplear y pagar al mismo tiempo, no es posible para estos pequeños negocios.
Este año es clave para el desempeño del sistema financiero nacional y se visualiza que así sea el 2023. Por lo que todo lo referente a deuda pública, empleo, colocación de créditos y política debe ser abordado de manera delicada y sin espacio para improvisaciones. Nuestro papel es realizar un análisis profundo y dar nuestro voto a quien se acerque a la mejor opción.
El sector empresarial es el alma de la economía nacional y como tal, nos toca trabajar para enfrentar los retos.
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