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Con mucha preocupación. Así se refirieron los industriales de alimentos a la erosión sufrida por la educación costarricense durante los últimos años.
Este señalamiento lo realizó Maurizio Musmanni, presidente de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia) durante su informe al cierre del 2021.
“Ya antes de la pandemia observábamos algunos resultados dignos de analizar. La pandemia solamente aceleró la caída en la calidad de la educación que hoy sufre el país. Y que nos arroja toda una generación de jóvenes, que podrían tener problemas de acceso futuro a las oportunidades de una mejor educación. Así como de crecimiento en su calidad de vida”, comentó Musmanni.
Agregó que por tal razón, los empresarios emplazaron a los candidatos a la Presidencia para que pongan el tema de la educación en los primeros puntos del debate nacional. Esto puesto que la erosión educativa es el factor que asoma una crisis de mayores proporciones para los meses futuros.
Por otra parte, Cacia señaló que durante el 2021, el mercado interno mostró una reactivación interesante. Esto pues para octubre de 2021, la variación interanual del indicador de actividad económica de las empresas ubicadas en el régimen definitivo fue del 5,4%.
Además, se tuvo un crecimiento promedio de los primeros 10 meses de 2021 del 4,62%.
Los empresarios de alimentos también dan una mirada positiva tras el resultado de las empresas de este sector ubicadas en zona franca. Para octubre de 2021 mostraban un crecimiento interanual del 24,4%. Esto en comparación con 2020 donde se mostraba un 3,12%. Igualmente, destacable es el crecimiento promedio mensual de los primeros 10 meses de octubre para las empresas de regímenes especiales, con un 20,15%.
Pese al crecimiento que se palpó durante el 2021, el 2022 lo miran con mucha cautela, dijo Musmanni. Esto particularmente porque desde mediados de 2021 el indicador de actividad económica muestra una desaceleración. Siendo esta una tendencia que aún se mantiene, los empresarios de alimentos pronostican una continuación en los incrementos de precios, que podrían tener consecuencias importantes para los consumidores.
“En 2021 los incrementos de precios fueron muy variados y dependieron del tipo de producto y su dependencia con los mercados internacionales de las materias primas. Por lo que vimos incrementos de precios entre el 3% y el 25% o más. Lamentablemente, de no cambiar la situación, miraremos incrementos similares a partir de enero de 2022. Lo cual nos plantea el desafío de una potencial contracción de la demanda para este próximo año y una afectación al crecimiento que vimos durante el año 2021. Debemos ser positivos y esperar que dicha situación externa se revierta en función de los mejores intereses de la población, particularmente la más vulnerable”, concluyó Musmanni.
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