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Por: Emmanuel Agüero, gestor de inversiones, Pablo González, analista económico, ambos de Grupo Financiero Mercado de Valores.
La inflación, medida por la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), ha presentado movimientos al alza durante el 2022. Esta ha alcanzado el 11.48% en el mes de julio, la más alta desde abril del 2009. Ante esto, las políticas monetarias implementadas por las autoridades del Banco Central (BCCR) empezaron a moverse hacia el nivel neutral y contractivo. Esto con el fin de ajustar las expectativas de inflación de los agentes económicos. El aumento en la inflación responde en el último trimestre a aceleradores externos relacionados con la oferta.
Aunque algunos indicadores empiezan a disminuir sus presiones sobre los precios, Mercado de Valores espera un escenario de inflación estimada en 12,02%. Esto para el cierre de año.
Costa Rica ha venido experimentando un proceso de inflación desde el 2021. En ese año, este indicador regresaba a las tasas de crecimiento que no se observa 5 años antes. Luego, a inicios del 2022 se presentaron varios choques externos relacionados con factores de oferta, en particular el aumento del precio de las materias primas, alimentos y los combustibles. Al sustraer del índice estos dos grupos, el indicador se ubica en 2.7%, manteniéndose en el rango meta del BCCR, establecido en 3% ± 1%.
El índice para alimentos y bebidas no alcohólicas creció 4.5% en julio respecto al mes anterior. Por su parte, transportes decreció -0.18%. Ambos índices se encuentran en un nivel mayor. Esto si se comparan con el año anterior la variación interanual de cada uno corresponde a 21.08% y 23.17% respectivamente. De todos los productos que conforman el índice general, en el mes de julio 72% aumentaron de precio mientras que 10% no presentaron variación. Ello refleja un proceso inflacionario que, de no controlarse, puede tener costos altos para su futura reducción.
La inflación se convierte en un problema importante cuando el aumento de precios ocurre de manera persistente y a tasas de crecimiento altas. Esto, ya que el poder adquisitivo de los agentes económicos disminuye considerablemente. Además, una inflación alta y volátil incrementa la incertidumbre sobre la formación de precios. Es decir, se incluye un proceso de correcciones en el precio final a los consumidores. Esto en la confección de contratos, en los mercados financieros, en la distribución de ingresos entre acreedores y deudores, entre muchos otros problemas.
Por otra parte, mientras el proceso inflacionario se prolonga, la velocidad para volver a los rangos meta establecidos por la autoridad monetaria puede volverse más lento.
El índice de difusión del IPC es una medida que ayuda a entender la dirección del movimiento de la inflación. Es decir, mide el porcentaje de artículos con variación positiva de un mes a otro. El promedio del índice entre el 2015 y el 2020 se mantuvo alrededor del 50%. Posteriormente, a partir de 2021 inicia un proceso persistente de inflación que se agravó con los choques externos de oferta del primer trimestre del 2022. Para la medición de julio de este último año el índice alcanzó el 72%, si le adicionamos los artículos que no variaron su precio, el indicador alcanzaría el 82%.
En el mundo, este proceso inflacionario se ha caracterizado por señales de estrechez en el mercado laboral y un considerable gasto de los hogares. Asimismo, las expectativas de inflación se han alejado de los rangos meta, llevando a los bancos centrales a aumentar sus tasas de política monetaria (TPM). Esto como medida para frenar el avance en el alza de los precios.
En Costa Rica, el ajuste desde diciembre del 2021 ha sido de 675 p.b. alcanzando 7.50% en junio, la más alta desde el 2011. Al respecto, Mercado de Valores, en su revisión del Informe de Perspectivas Económicas para el 2022, estima que la TPM llegará a 9% al finalizar el año.
En una economía pequeña y abierta como la costarricense, la inflación de los principales socios comerciales se convierte en un determinante del nivel de precios en el ámbito local. Debido a las fuertes relaciones comerciales, es la inflación de Estados Unidos la que tiene una ponderación mayor en el impacto generado a los precios internos.
Ahora bien, el efecto de la inflación importada pasa primero por aquellos bienes y servicios que participan del comercio exterior. Y, posteriormente, conforme esto precios se interioricen en los procesos productivos, el efecto se traslada a los bienes de consumo local.
Por último, estos mismos autores determinan que, en promedio, cerca de la mitad de las variaciones en la inflación doméstica se explica por movimientos de la inflación importada, “el efecto promedio estimado es igual a 0,48. Es decir, cambios de un punto porcentual en la inflación internacional ocasionan una variación en la misma dirección en la inflación interna al mantener lo demás constante”.
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