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Producción textil, elaboración de alimentos, fabricación de productos de limpieza, creación de artículos a base materiales de reciclaje, agricultura. Así como la prestación de distintos servicios como transporte, son algunas de las principales actividades que generan empleo entre las cooperativas lideradas por mujeres en el país.
Precisamente, esas oportunidades que generan las cooperativas, podrían ser la respuesta para crear nuevas fuentes de empleo entre la población femenina, de acuerdo con expertos.
“La conformación de cooperativas de mujeres es una plataforma para crear empoderamiento y autonomía económica. Las mujeres jefas de hogar que han creído en este modelo solidario han mejorado las condiciones de estudio para sus hijos. Así como vivienda digna y empleabilidad”, aseguró Gina Salas, integrante de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop) y presidenta del Comité Nacional de la Mujer Cooperativista.
Según la última Encuesta Continua de Empleo realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de 378 mil personas sin trabajo en el país, 200 mil son mujeres.
Un ejemplo de una cooperativa exitosa es el Consorcio Cooperativo Coosermaquilar R.L. Esta emplea a 200 mujeres de Guanacaste, San Carlos, San Ramón, Pérez Zeledón, Grecia, Acosta, Naranjo, entre otros. Con sus tijeras, cintas métricas y máquinas de coser, fabrican gabachas, pantalones, botas y delantales para pacientes y médicos de hospitales de todo el país. En el 2020 confeccionaron 700 mil prendas. Es decir, 200 mil más de lo que entregan en promedio por año.
También tienen convenios con dos colegios cooperativos administrados por Coopecoceic R.L. en Coronado y Coopejovo R.L. en Cartago. Esto con el fin de elaborar uniformes para estudiantes.
“Para nosotras es sumamente importante que como cooperativas generemos trabajo en las regiones donde no lo hay. Seguimos buscando más alianzas con la CCSS u otras cooperativas para mantenerlos. Y así muchas mujeres sigan aportando económicamente a sus hogares”, aseguró Damaris Rodríguez, gerente de Coosermaquillar R.L.
Mientras eso sucede, en Sarapiquí, dos cooperativas son el sustento de 63 familias. Una de ellas es Coopecocotur R.L., conformada en el 2014 con el aporte de ₡2.000 de cada uno de sus 54 asociados en aquel momento.
Su oferta se basa en 18 productos a base de coco. Como: harina, aceite, coco deshidratado y hasta fibra de coco para macetas. Actualmente ofrecen empleo a 25 mujeres y cadenas de tiendas por departamentos ya muestran interés en comercializarlos.
“Perdimos el miedo y creamos esta cooperativa. Con trabajo arduo, hemos sobrevivido a la pandemia y ahora hasta tiendas reconocidas de departamentos desean que les proveamos aceite de coco. Vivimos en un cantón muy pobre, con mujeres jefas de hogar. Pero creemos que somos capaces de sacar la economía de este país porque estamos trabajando para ofrecer a nuestros hijos una mejor calidad de vida”, dijo Marlene González, gerente de Coopecocotur R.L.
Mientras tanto, Coopeazaria R.L., vio en el plátano la oportunidad para generar 38 nuevas oportunidades de empleo. Actualmente no solo producen y comercializan esta fruta entera y en presentación de “snack”. Sino que también añadieron a su oferta yuca y malanga. Dos tubérculos propios de la zona. También ofrecen productos a mujeres en pobreza extrema de la localidad para venderlos y llevar así el sustento a sus familias.
En San Carlos, los desechos de vinilo son la fuente de empleo de 23 señoras. Con creatividad y dedicación, Coopeambiente R.L. utiliza ese material desechado para dar vida a artículos de uso personal como: Bolsos, delantales, estuches para computadoras, cosmetiqueras, entre otros.
Finalmente, doña María Elena Rodríguez, gerente de la Cooperativa Autogestionaria Industrial Panificadora San Carlos (Coopepan R.L.) cuenta que todos los días hornean y llevan el pan calientito hasta la mesa de los sancarleños desde hace 40 años. En su cooperativa laboran 16 mujeres.
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