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La pandemia llegó a modificar todos los elementos fundamentales de las organizaciones. Y el rol de los líderes dentro de las empresas no fue la excepción.
Sin embargo, ¿cómo fue específicamente la evolución que sufrió este rol en los últimos meses?
De acuerdo con Mauricio Mayorga, profesor de liderazgo, LEAD University, la disrupción causada por la pandemia acentuó cambios sin precedentes en las organizaciones. Las cuales deben enfrentar un entorno altamente volátil, incierto, complejo y ambiguo.
“Ante esta realidad, más que nunca, el líder actual debe adaptarse rápidamente a los cambios y tomar el 100% de las decisiones con el 50% de la información disponible. Esto es una tarea muy difícil. Por eso tiene también que ser flexible, para poder ajustar la estrategia y la estructura. Así como utilizar el recurso humano de la manera más eficiente”, comentó Mayorga.
Agregó que el líder, además, en un momento como el actual debe comprometerse con la misión de la organización. Esto aun cuando el entorno pueda ser desalentador. “Debe abrazar el futuro estableciendo relaciones colaborativas basadas en la creatividad, la innovación y la resilencia”, dijo el profesor de LEAD University.
Un elemento adicional que resalta Mayorga es que en la situación actual, el líder debe reconocer el lado humano de sus colaboradores y mostrar empatía. Esto dando prioridad a esta relación sobre los negocios.
“Así como lo hace con su propio equipo de trabajo, los líderes también deben enfocarse en sus clientes. Sirviendo y llenando sus necesidades de la mejor manera. Y además, deben preocuparse del bienestar de todas las partes involucradas en la cadena del negocio. Los líderes que no se enfoquen en estos principios y responsabilidades, difícilmente van a sobrevivir”, añadió el experto en liderazgo.
Mayorga explicó que los colaboradores reaccionan al estilo de los líderes, por lo que es muy importante también conocer qué tipo de liderazgo requiere la organización.
“Hay que recordar que un estilo de liderazgo efectivo se adecúa a la situación y al nivel de madurez y desarrollo de los colaboradores. De ahí que el líder deba ajustar su estilo, ya sea, directivo, persuasivo, participativo o delegativo”, comentó el experto.
En este sentido, el líder directivo se enfoca más en las tareas. Es el que toma las decisiones, definiendo el qué, el cómo y el cuándo. Por su parte, el persuasivo, aunque sigue definiendo las tareas, solicita retroalimentación de sus colaboradores y premia los avances.
De igual forma, el participativo, muestra un mayor interés en las personas y las decisiones generalmente se gestionan en forma conjunta. Finalmente, el delegativo, detecta y evalúa el talento y delega las tareas proporcionando un nivel máximo de autonomía a sus colaboradores.
Asimismo, para Mayorga un buen líder siempre debe buscar la forma de mirar hacia adentro. Esto para aprender de sus éxitos, pero sobre todo de sus fracasos.
“Algunas veces los líderes lo logran en ese proceso de introspección. Y otras a través de la interacción constante con su equipo de trabajo. En este último, debe prevalecer la confianza de decir las cosas como son, la responsabilidad y el compromiso. El líder puede y debe adaptarse a la nueva realidad y un ingrediente que no puede faltar es la humildad para liderar un esfuerzo conjunto”, añadió el profesor de LEAD University.
Adicionalmente, dentro de las organizaciones pueden irse desarrollando nuevos líderes que lleguen a aportar a la empresa. Por lo que es importante lograr identificarlos para que puedan desarrollarse.
Según dijo Mayorga, aunque no existe una definición universal de liderazgo, este se puede entender a través de los rasgos. Algunos pueden ser el carisma, y la estabilidad emocional. Pero también se pueden identificar a través del comportamiento y la forma en que se relaciona en distintas situaciones.
“Es muy común confundir la posición con el liderazgo. Una persona puede tener una posición gerencial, pero no necesariamente ser líder. Puede ser un gran jefe en términos de lograr que los procesos se cumplan, pero no necesariamente ser una persona que trabaja bien con la gente. Lo ideal es que una persona sea un gran jefe y un gran líder. Liderar procesos poniendo a la gente primero”, concluyó Mayorga.
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