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La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR), en sesión del 25 de enero 2019, aprobó el Programa Macroeconómico 2019-2020, en el cual se mantiene la meta de inflación en 3% ± 1 punto porcentual (p.p.).
Al establecer el rango meta de inflación, el Banco Central es consecuente con su objetivo fundamental de mantener la tasa de inflación baja y estable, como condición necesaria para afianzar la estabilidad macroeconómica, proteger el poder adquisitivo de los ingresos de los hogares, especialmente los de menos recursos, y promover el crecimiento económico y la generación de empleo.
Para cumplir con el objetivo señalado, el Banco Central adopta sus decisiones de política monetaria con base en el análisis de la coyuntura macroeconómica, la evolución prevista de las principales variables macroeconómicas, y su pronóstico de inflación. Si identifica desvíos entre el pronóstico de inflación y la meta en los siguientes 18 meses, que es el rezago con en el que típicamente opera la política monetaria, y que ese desvío no responde a choques transitorios, ajustará sus instrumentos de política monetaria con el propósito de mantener la inflación en el rango meta.
Además, el Banco Central continuará participando en el mercado cambiario con tres objetivos: como agente del Sector Público no Bancario, para atender requerimientos propios y para evitar fluctuaciones violentas del tipo de cambio.
Asimismo, el Banco Central continuará buscando mejoras en los procesos operativos y la formación de precios en los mercados de negociación (cambiario, liquidez y deuda); gestionará activamente sus instrumentos de control de la liquidez; y mantendrá una comunicación activa con el público.
Programa Macroeconómico 2019-2020
Para el bienio 2019-2020, el Banco Central prevé que la inflación se mantendrá dentro de su rango meta de 3% ± 1 p.p. y que el crecimiento de la economía costarricense será de 3,2% en el 2019 y de 3,0% en el 2020. Ambas proyecciones son superiores al crecimiento estimado para el 2018 (2,7%). Sin embargo, el análisis del BCCR indica que de no haberse dado la huelga en el último cuatrimestre del 2018, el crecimiento de la economía en 2018 hubiera sido de 3,1%.
El crecimiento económico en el 2019 será impulsado por el consumo privado, reflejo del aumento en la confianza después de la aprobación de la reforma fiscal y del impacto de la mejora en los términos de intercambio sobre el ingreso disponible, y por el consumo del Gobierno (efecto de recuperación después de la huelga). Además, se prevé que la inversión pública repunte fuertemente este año, especialmente por proyectos como la ampliación de la ruta 32, y obras incluidas en el Programa de Infraestructura de Transporte. La inversión privada total se moderaría, como consecuencia de la reducción en el crecimiento de la construcción, pero se prevé que otras formas de inversión privada se recuperen, como consecuencia de la mayor confianza y una aceleración moderada en el crédito al sector privado.
El déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos se estima se reducirá a 2,9% del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2019 y a 2,8% del PIB para el 2020 (3,1% en el 2018), en virtud del mayor dinamismo proyectado para las exportaciones netas de servicios. De hecho, se prevé que se refuerce la tendencia de los últimos años de déficits en el intercambio de bienes y superávits crecientes en el intercambio de servicios, lo cual es coherente con el cambio en la estructura productiva de país.
En cuanto a los flujos financieros, las proyecciones contemplan colocaciones de títulos de deuda en los mercados internacionales por parte del Gobierno de la República por USD 1.500 millones por año en 2019 y 2020, además de acceso a financiamiento multilateral de apoyo presupuestario por USD 450 millones en total en esos dos años. El acceso al financiamiento externo es de fundamental importancia para atender el financiamiento requerido por el Gobierno y reducir la presión sobre las tasas de interés domésticas.
Por otra parte, las proyecciones fiscales muestran que el déficit financiero del Gobierno Central, en relación con el PIB, será de 6,2% en 2019 y de 5,8% en 2020, mientras que el déficit primario (que excluye el pago de intereses y ofrece un mejor indicador del esfuerzo de ajuste fiscal) se reduciría a 2,1% del PIB en 2019 y 1,2% en 2020. Con estas estimaciones, el déficit primario continuaría la trayectoria descendente iniciada en 2018 (2,4%), como parte de la recuperación gradual de la sostenibilidad fiscal en el mediano y largo plazo que resultaría de aplicar estrictamente las disposiciones de la reforma fiscal aprobada en diciembre 2018 (Ley 9635).
El ahorro nacional, aproximado por la riqueza financiera, crecerá 8,5% y 7,4% para 2019 y 2020, respectivamente. Ello llevaría a una recuperación moderada del crecimiento del crédito al sector privado de 4,9% en 2019 y 5,5% un año después, desde 3,5% en 2018.
Las proyecciones de este Programa parten de la mejor información disponible a enero de 2019. Existen, sin embargo, riesgos provenientes del contexto internacional e interno, que de materializarse podrían generar desvíos en las previsiones.
Como riesgos en el ámbito externo destaca un menor crecimiento al previsto de la economía mundial, originado por ejemplo en la intensificación de tensiones comerciales entre economías avanzadas, mayor volatilidad en mercados financieros, y un recrudecimiento de problemas políticos en la región. Otro riesgo relevante sería un aumento en los precios internacionales de materias primas importadas por Costa Rica, y en particular en los precios del petróleo.
A nivel interno, los principales factores de riesgo en el horizonte de pronóstico incluyen la ausencia de autorización legislativa para el financiamiento externo del Gobierno, lo que presionaría al alza las tasas de interés y tendría consecuencias negativas sobre el crecimiento, el empleo y la reducción de la pobreza; choques de oferta asociados a condiciones climáticas adversas, con implicaciones sobre el desempeño de las distintas actividades económicas; y renovadas tensiones sociales (huelgas) que, como se observó en el 2018, dependiendo de su alcance y duración pueden tener un efecto contractivo importante sobre la actividad económica.
El Banco Central se mantendrá atento a esos acontecimientos y en la medida que afecten esta Programación procederá a ajustar sus herramientas de política en cumplimiento de sus objetivos.
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