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Con el objetivo de brindar financiamiento viable para el sector agrícola y ganadero del país que contribuya a generar impactos positivos en las fincas productoras y en el ambiente, Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible junto con el Programa Adapta2+, el cual es financiado por el Fondo de Adaptación, y el Proyecto Microfinanzas para la Adaptación basada en Ecosistemas (MEbA) del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), lanza dos nuevas líneas de crédito para estos sectores.
Estas dos líneas de crédito son Agricultura Pro+Clima y Ganadería Pro+Clima, las cuales están dirigidas a personas productoras ganaderas y agrícolas de la micro y pequeña empresa para financiar apertura, mejora y/o especialización de la finca agrícola y/o hato ganadero (leche, engorde, doble propósito y cría).
Andrea Matarrita, Gerente de Crédito de Fundecooperación, explica que “con estos créditos buscamos ofrecer varios beneficios a las personas dueñas de micro y pequeñas empresas del sector agropecuario, como, por ejemplo: 100% de financiamiento para implementar nuevas tecnologías de adaptados al cambio climático, garantías diferenciadas y tasas de interés competitivas con subsidios a la tasa de interés cuando aplique, además de la vinculación con la oferta de seguros agropecuarios”.
“El financiamiento cuenta con asesoramiento en el momento de aplicación, durante el análisis y una vez formalizado el crédito, junto con asistencia técnica brindada por especialistas que le instruirán en todo momento”, agregó Matarrita.
El primero de los créditos llamado Ganadería Pro+Clima tiene como fin potenciar acciones de transformación de los sectores productivos ganaderos de Costa Rica mediante la implementación de acciones climáticas en las fincas, de acuerdo con sus necesidades y zona geográfica. El monto a financiar para esta alternativa va desde ¢500 mil hasta ¢30 millones de colones.
Algunas medidas que se financian son: fertirriego con purines, reservorio de agua, riego eficiente, cosecha de agua (tanques, mangueras, bombas y mano de obra), sistemas de riego, sistemas rotacionales (cercas eléctricas, cercas vivas, materiales y mano de obra), bancos forrajeros (mejora de pastos, materiales para mantenimiento), henificación, ensilaje, henolaje (picadora de pasto, bolsas y tractor), mejoramiento genético y crecimiento del hato y capital de trabajo (abrevaderos, saladeros, comederos, vacunas, desparasitación, permisos, por ejemplo: SENASA, Fierro, entre otros).
“Por su parte, Agricultura Pro+Clima, está diseñada para potenciar medidas de transformación del sector agrícola, con la implementación de acciones climáticas que mejoren las condiciones de las fincas y aumenten la disponibilidad de agua y las mejoras del suelo para los cultivos”, comentó Matarrita.
En cuanto al monto a financiar, este va desde ¢500 mil hasta ¢15 millones de colones. Esta línea de préstamos ayudará a impulsar tecnologías como: abonos orgánicos, agricultura de conservación, banco de semillas, barrera rompevientos, casa malla, deshidratador solar, invernaderos, reservorio de agua, riego eficiente, sistema silvoagrícola, terrazas agrícolas y zanjas bordo.
Para ambos créditos, las garantías son hipotecaria, prendaria, mobiliaria, fiduciaria, o cuando aplique, aval de FIDEIMAS y aval del Programa Adapta2+.
Estos créditos ya cuentan con casos de éxito liderados por mujeres cartaginesas, quienes decidieron hacer de sus fincas espacios adaptados al cambio climático a través de prácticas sustentables y resilientes. Estas fincas demostrativas fueron posibles gracias al apoyo del Proyecto MEbA del PNUMA y Fundecooperación.
Jacinto Buenfil, coordinador del Proyecto MEbA, se refirió a las fincas de Sonia Gómez y María Fernanda Masís como “ejemplos de liderazgo de la mujer rural para la modernización del campo”.
“A través de la implementación de sistemas productivos resilientes a eventos climáticos extremos, como sequías prologadas o vientos fuertes, se fortalecen las cadenas agroalimentarias y los medios de vida de las poblaciones más vulnerables. Estas fincas permiten mostrar el funcionamiento de las tecnologías y prácticas resilientes al clima a cientos de personas productoras, quienes podrán acceder a financiación a través de los servicios de Fundecooperación”, añadió Buenfil.
Carolina Reyes, coordinadora de proyectos de Fundecooperación indica que “en estas fincas modelo se invitará al público y a otras personas productoras a aprender las técnicas implementadas de adaptación para inspirarles y hacerles ver que pueden lograr lo mismo. Estas fincas no solo aplican tecnologías de adaptación, sino que también son empresas productoras que generan ingresos”.
“Estos casos de éxito son producto de la sinergia de Fundecooperación con actores como PNUMA, Organi-K y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Esta alianza nace para apoyar a las personas productoras vulnerables al cambio climático con herramientas necesarias para que puedan ser más resilientes y sustentables. Además, buscamos replicar este modelo en todo el país”, agregó Reyes.
El primer proyecto es Finca ’La Sanita’, ubicada en Tierra Blanca de Cartago, y pertenece a la productora Sonia Gómez, quien ha aplicado tecnologías que ayudan al uso eficiente del recurso hídrico en su finca. Doña Sonia tenía el problema de que durante el verano no contaba con suficiente agua para regar sus cultivos. A ella se le brindó un crédito para instalar sistemas de cosecha de lluvia. Se instalaron en un invernadero canoas que llevan el agua de lluvia a tanques de almacenamiento que le permiten guardar agua y distribuirla a través de un sistema de riego por goteo.
Doña Sonia trabaja en el campo de la agricultura orgánica, la cual realiza a través del invernadero, donde cultiva tomate cherry y chile. Este invernadero fue una donación, en un proyecto en el que ella participó siendo parte de la Asociación de Productores Orgánicos de la Zona Norte de Cartago con el Programa Adapta2+. Asimismo, “La Sanita” produce abono orgánico, biofermentos y semillas para abastecer su finca; y cuenta con un secador solar para secar las plantas medicionales que siembra, semillas y frutas.
Por su parte, la productora María Fernanda Masís y su esposo Miguel Ángel Torres, de la finca “Xoloitzcuintle” cultivan variedades de chiles mexicanos, así como tomate, cebolla y ajo que son insumos para las salsas que preparan.
En el proceso de convertirse en finca modelo, crearon un laboratorio de insumos, en el cual tienen boñiga, gallinaza y otros productos necesarios para la agricultura orgánica. La finca está empleando también un tanque de captación para realizar el riego de la finca y en el invernadero.
También, reforestaron con árboles frutales y plantas perennes una parte de su finca que colinda con un río y realizaron zanjas de conservación y bordo para mantener la humedad del suelo y evitar la erosión.
Las personas que desean conocer más acerca de estas líneas de crédito pro clima pueden comunicarse al teléfono 2225-4507, o escribir al correo electrónico info@fundecooperacion.org, también enviar un mensaje al número de WhatsApp 8615-2112.
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