¿Qué riesgos existen al subir fotos y videos de menores a Internet?

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ESET

El Sharenting -un anglicismo que proviene de share (compartir) y parenting (paternidad)- es la sobreexposición de menores por parte de sus padres (principalmente) en los distintos medios digitales. Básicamente es compartir y publicar excesivas imágenes, vídeos e información de los menores. Se ha convertido en una práctica tan habitual que el diccionario británico Collins lo incluyó en 2016. Dado que estas acciones pueden generar un riesgo, ESET brinda información del por qué se debería pensar dos veces antes de compartir la vida de los niños en redes sociales.

Esta práctica, la cual pasa desapercibida entre muchos, plantea varios peligros entre los que están el ciberbullying, la creación de perfiles falsos y el uso de fotografías en páginas de explotación sexual infantil. Al ser una actividad relacionada a las nuevas tecnologías, y que todavía no hay adultos que hayan pasado por esto, se pueden ver acciones de acoso en adolescentes por imágenes de sus infancias publicadas en redes sociales.

“Compartir o no es una decisión individual de la familia. Si la opción es compartir, los adultos deben estar atentos, ejercer discreción y no revelar demasiado sin darse cuenta. Hay que poner especial atención en no mencionar los nombres completos de los niños, edades, fechas de nacimiento, direcciones como la de casa o el colegio, por citar algunos ejemplos. Pues esa costumbre de compartir pone en riesgo la privacidad en línea de los niños y de manera potencial, su seguridad física”, informó David Méndez, Gerente de ESET Costa Rica.

Los fragmentos individuales de información personal pueden ser mal utilizados en esquemas de ingeniería social, agrupados para hacer que niños y jóvenes sean blancos de fraude en línea o robo de identidad. En casos extremos incluso podrían llevar a captación en línea, que es cuando alguien construye una conexión emocional con menores, ganando así su confianza generalmente para explotación o abuso sexual.

A esto también se suma el llegar a ser víctima de secuestros virtuales, en donde el delincuente utiliza la información que tiene sobre la familia o el menor, para engañar y sacar provecho económico de esto. Además, las imágenes que para muchos tienen un contexto normal, pueden terminar en manos de redes de pedofilia sin conocimiento de los padres.

“Es sumamente importante que cada vez que se haga una publicación se formulen ciertas preguntas, entre las que están si estoy dando datos personales, si con el paso del tiempo esta foto o vídeo le va a agradar al menor y a qué personas les estoy dando acceso a esta información”, comentó Méndez.

Los padres deben tener en cuenta que con las publicaciones se está exponiendo a otra persona, lo ideal sería tener “acuerdos” con los menores a la hora de exponerlos. Al subir algo a internet no se sabe cuál será su destino final, ni el tiempo que va a permanecer o en manos de quién va a caer. Sin embargo, las redes sociales tienen mecanismos de limitación de alcance, en donde se puede escoger el grupo familiar o de amigos a los que les da acceso a las publicaciones.

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