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Costa Rica enfrenta una nueva pandemia que cada vez genera mayor preocupación para los especialistas en salud. Se trata de la obesidad en adolescentes. Precisamente, un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Salud en mayo de 2023, reveló que el 31,7% de los niños y adolescentes costarricenses entre los cinco y 19 años presentaban sobrepeso u obesidad.
Especialistas en salud pública y actividad física coinciden en que este dato no solo enciende alertas sobre la salud presente de esta población, sino que proyecta graves consecuencias para su bienestar futuro y para el sistema de salud del país.
Para Karla Solís, especialista en Movimiento Humano y fundadora de EKA Gimnasio, “la obesidad infantil no solo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y trastornos del aparato locomotor, sino que también impone una presión creciente sobre los servicios de salud públicos y privados. A largo plazo, los costos asociados a la atención de enfermedades crónicas derivadas del sobrepeso en edades tempranas podrían comprometer la sostenibilidad del sistema sanitario costarricense”, dijo.
De acuerdo con la especialista, a pesar de esta preocupación, hay formas que se pueden implementar para buscar revertir esta tendencia. Una de ellas es fomentar el hábito de la actividad física desde la adolescencia.
“El cuerpo en esta etapa está en pleno desarrollo, y es un momento crucial para formar hábitos que se mantendrán a lo largo de la vida. Implementar rutinas de ejercicio y actividad física desde temprano no solo previene enfermedades, sino que mejora el bienestar emocional, la autoestima y la calidad de vida”, afirmó Solís.
Solís añadió que un aspecto muy importante a tomar en cuenta es que la adolescencia es un periodo de profundos cambios físicos, psicológicos y sociales para las personas. Además, hoy en día estos cambios se ven intensificados por factores como el uso excesivo de pantallas, el sedentarismo y la desconexión con el entorno físico.
“Por ejemplo, tenemos jóvenes con elevados niveles de colesterol, hipertensión, dolores musculares y una baja percepción de su propio cuerpo. A esto se suma la ansiedad y la depresión, que son cada vez más frecuentes”, explicó Solís.
La experta también subraya que en las últimas dos décadas ha habido un cambio radical en el estilo de vida adolescente. “Antes los chicos jugaban al aire libre, andaban en bicicleta o simplemente caminaban. Hoy, gran parte de su tiempo lo pasan sentados frente a una pantalla. Este cambio ha reducido drásticamente sus niveles de actividad física”, aseguró.
Además de sus beneficios físicos, la actividad física regular tiene un impacto directo en la salud mental de los adolescentes. “Moverse ayuda a liberar tensiones, regula las emociones, mejora la calidad del sueño y fortalece la autoestima. En momentos de incertidumbre o presión social, el ejercicio actúa como una válvula de escape”, señala Solís.
Agrega que el deporte también juega un papel crucial en el desarrollo de habilidades sociales y valores personales. Esto porque la disciplina, el respeto, el trabajo en equipo y la empatía son valores que se cultivan naturalmente a través del movimiento y la convivencia con otros. Esto influye incluso en el rendimiento académico y en la toma de decisiones para el día a día y para la vida.
Adicionalmente, en una etapa donde también surgen los trastornos alimenticios y los problemas de imagen corporal, el ejercicio de igual forma puede actuar como una herramienta preventiva.
“El movimiento permite que los adolescentes reconecten con su cuerpo desde un lugar de respeto, no de juicio. Esto es fundamental para desarrollar una relación saludable con la alimentación y la autoimagen”, comentó Solís.
Pero, resaltó Solís, para alcanzar la mayor cantidad posible de los beneficios que genera la actividad física para los adolescentes, es importante que estos no se centren en realizar un solo ejercicio, sino que pueda practicar una variedad de ellos.
Esto porque, desde una perspectiva del desarrollo motor, el cuerpo adolescente necesita explorar diferentes movimientos y disciplinas. “Precisamente, practicar múltiples deportes favorece la coordinación, previene lesiones y permite desarrollar habilidades que se traducen en una mejor salud integral”, afirmó la especialista en Movimiento Humano de EKA Gimnasio Boutique.
No obstante, existen desafíos que para la práctica de actividad física. Uno de ellos es la falta de motivación. Según la especialista, imponer el ejercicio como una obligación es contraproducente. “Es muy importante presentarle al adolescente la actividad física como una oportunidad de diversión, exploración y bienestar. Es importante que los padres, docentes y entrenadores acompañen sin presión y propicien espacios donde el adolescente elija moverse”, recomienda Solís.
En contextos urbanos o con recursos limitados, la falta de espacios seguros para la práctica deportiva también representa un obstáculo, agrega. En este sentido, Solís sugiere estrategias simples para fomentar la actividad física como bailar en casa, caminar al supermercado, hacer estiramientos en la habitación. “Lo importante es incorporar movimiento en lo cotidiano, sin necesidad de un gimnasio o cancha”, recalcó la experta.
Adicionalmente, las herramientas digitales pueden ser un aliado, aunque también presentan riesgos. “Apps de ejercicio, retos en redes sociales o juegos interactivos pueden motivar, pero deben usarse con criterio. La comparación constante o la presión por lograr ciertos resultados pueden ser dañinas si no se manejan adecuadamente”, advierte.
Además, otro punto a tomar en cuenta es el género del adolescente. Esto porque, mencionó Solís, estudios muestran que las adolescentes mujeres participan menos en actividades físicas, muchas veces por miedo al juicio o por falta de espacios inclusivos. Por ello, recomienda crear entornos donde niñas y adolescentes se sientan cómodas, representadas y seguras.
“El sobrepeso en la adolescencia no es solo una cifra en una estadística: es una señal de alerta sobre los estilos de vida actuales, las prioridades sociales y los desafíos estructurales que enfrenta el país. Enfrentar esta problemática requiere voluntad política, compromiso comunitario y, sobre todo, una visión que entienda al movimiento como una necesidad humana y no como un lujo. Promover la actividad física desde la adolescencia es, en esencia, una apuesta por un futuro más saludable y equitativo para Costa Rica”, concluyó la especialista Movimiento Humano y fundadora de EKA Gimnasio.
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