La inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados. Esta, se integra cada vez más en la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo. Desde asistentes virtuales hasta plataformas de generación de imágenes personalizadas, la IA promete comodidad, eficiencia y creatividad sin precedentes.
Sin embargo, señalan especialistas, junto con estos beneficios, surgen nuevas preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos. Ello, especialmente, cuando se trata de información sensible como los datos biométricos.
Joey Milgram, COO de Soluciones Seguras, comentó que un ejemplo reciente de esta tendencia es el auge de herramientas de IA que permiten transformar retratos en versiones inspiradas en el Studio Ghibli.
Explicó que esta es “una propuesta atractiva y visualmente encantadora que ha captado la atención de usuarios de todas las edades. Pero al cargar estas imágenes, muchos desconocen que están entregando datos biométricos a plataformas cuya seguridad y uso de datos pueden no estar claramente definidos”, mencionó Milgram.
El especialista señaló que compartir datos biométricos con plataformas de IA puede tener consecuencias serias. Entre ellas:
“La transformación digital no debe ir en contra de la privacidad. Si bien la IA abre nuevas posibilidades, también representa nuevos vectores de riesgo. Como usuarios, debemos tener claro que, al compartir nuestra imagen, voz o huella digital con una aplicación, estamos entregando datos únicos e irreemplazables. Y eso requiere una gran dosis de consciencia y protección”, afirmó Milgram.
Además, añaden especialistas, los modelos de IA se convirtieron en activos valiosos y en objetivos atractivos para los cibercriminales. Ello debido a la cantidad de información que procesan y por su uso cada vez más frecuente en diversas industrias.
En este contexto, expertos alertan que los ataques a los modelos de IA varían desde el robo de propiedad intelectual, filtrado de información -e incluso su manipulación para generar resultados erróneos, sesgados-, hasta la utilización de su infraestructura para fines maliciosos como. También el uso de servidores comprometidos para comandar redes de bots o ataques similares.
Existen numerosos ejemplos de vulneraciones a modelos de IA. Uno de los más conocidos, señala Eset, es el caso de Tay de Microsoft. En 2016 un chatbot de IA fue manipulado por usuarios para aprender y replicar discursos de odio en menos de 24 horas.
Por otro lado, el ataque a GPT-3/OpenAI, donde se identificaron intentos de extracción de información confidencial de modelos de OpenAI, consultas o peticiones específicas que inducían a revelar datos sensibles utilizados en su entrenamiento. Además, en 2023, el modelo desarrollado por Meta LLaMA fue filtrado antes de su lanzamiento y fue utilizado y accedido por terceros, lo que generó preocupación sobre la protección de modelos propietarios en entornos abiertos.
“Los ataques dirigidos ya han puesto foco en modelos de IA, su funcionamiento e infraestructura. La seguridad debe abordarse desde una perspectiva integral, protegiendo todas las capas del funcionamiento de esta tecnología, partiendo de datos de entrenamiento, implementación del modelo y luego posteriores fases de acceso o interacción con este”, comentó Fabiana Ramírez Cuenca, investigadora de seguridad informática de ESET Latinoamérica.
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