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Por: Donald Quesada.
Presidente de Caja de Ande.
Los trabajadores de la educación han sido protagonistas, en primera línea, de importantes hitos en la construcción de la nacionalidad costarricense. Así como de la estructura estatal y la formación de las nuevas generaciones.
Si nos remontamos a hace casi 200 años, encontramos al Bachiller Rafael Francisco Osejo. Él fue uno de los principales gestores de la independencia. Don José María Castro Madriz, durante el Gobierno de José María Alfaro, crea la Universidad de Santo Tomás, la primera en Costa Rica. Y luego se da uno de los precedentes más importantes. Se declara la enseñanza gratuita y obligatoria en 1848.
Los trabajadores de la educación son los que han generado los valores más importantes de la sociedad costarricense. Sobre cuyos cimientos se soportan los acontecimientos políticos, económicos y culturales, buscando siempre el beneficio de la población.
Entrado el Siglo XXl, el sistema educativo inicia una nueva etapa. Especialmente por la revolución que generan los medios de comunicación y su digitalización. Así como nuevos paradigmas que comienzan a gestarse. Las clases tradicionales, las relaciones laborales, la visión de mundo también cambian.
Recientemente hemos visto al país, y al mundo, azotados por la pandemia. Y con ello, vimos cómo la dinámica de la producción ha cambiado. Donde lo virtual se vuelve una necesidad, la migración al teletrabajo, las medidas sanitarias aumentan. Y con ello, se modifican las relaciones sociales, culturales y comerciales.
Teniendo en cuenta todo este contexto, hoy es necesario rescatar el valor de los trabajadores de la educación. Rememorando e interiorizando la importancia insoslayable de la formación académica como motor del progreso del país.
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Es por eso que instituciones magisteriales como Caja de Ande, Sociedad de Seguros de Vida del Magisterio Nacional y la Junta de Pensiones del Magisterio Nacional (Jupema), retomamos la bandera de la dignificación de la labor de los trabajadores de la educación. Como docentes, conserjes, guardas de seguridad, personal de cocina y administrativos. Esto a través de una campaña de alto nivel. La cual pretende revalorar la importancia del sistema de la educación, en estos tiempos que se han vuelto complicados. Debido a las transformaciones que tienen que ser abordadas de manera efectiva y estratégica.
Actualmente, el sistema educativo y todos los trabajadores de la educación han visto alterado de manera significativa su quehacer. Las medidas sanitarias obligan a nuevas normas de comportamiento.
Desde el oficial de seguridad que recibe a los estudiantes. El conserje que desinfecta cada rincón de la institución. El personal de los comedores prepara con cariño y esmero los alimentos. Los administrativos que velan por el buen funcionamiento y organización. Y ni qué decir de los docentes que tienen que reinventarse con esta nueva modalidad de clases presenciales y virtuales. Las cuales generan más estrés, más trabajo y nuevas formas pedagógicas. Esto para poder llevar con éxito el sistema de enseñanza del aprendizaje.
A pesar de esto, los trabajadores de la educación sacan lo mejor de sí. Pues estos momentos de cambio generan mayor compromiso. Por eso, no ha dejado de estar presente en la institución, poniendo el alma y aportando activamente en la reactivación social y económica.
El país entra en una etapa de su historia, como nunca ha sido sometido. Es por eso que debemos tener un contingente de trabajadores de la educación y que sean conscientes de su papel social.
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