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Por: Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D. Asesor y analista financiero, abogado, profesor e investigador
La gestión del tipo de cambio en el país, sin duda revela una dispersa y poco coherente política estatal en materia del aseguramiento de un flujo constante y congruente en el valor del colón con respecto al dólar, sino más bien, la falta de un horizonte preciso en la política cambiaria y el beneficio a la estrategia macroeconómica, hace que dicha variable presente movimientos impredecibles y de afectación directa a las empresas, así como a las personas mismas.
Es de interés señalar que un tipo de cambio alto precisa un descenso en el valor de la moneda nacional, dando más cuantía a la divisa extranjera, implicando beneficios para el sector exportador y el turismo, mientras que un nivel cambiario bajo, incentiva las importaciones principalmente, encareciendo el costo país, donde no se observa un traslado de las rebajas en la variable cambiaria a los precios del mercado, sino más bien a los márgenes de los comerciantes. Tema que, al ligarse a cambios de corte no cuantificable, entorpecen la gestión predictiva del tipo de cambio, imposibilitando a las empresas y a las personas generar plantes operativos y de inversión, sino más bien, el riesgo cambiario y la incerteza tienden a verse incrementadas a falta de una posibilidad material de la estipulación futura del valor del colón ante el dólar.
Lo anterior responde básicamente al uso de modelos predictivos lineales basados en fórmulas de proyección, y es acá donde surge como una opción de interés, la utilización de un algoritmo cuántico de predicción del tipo de cambio. Este precepto se elabora bajo supuestos de la Física Cuántica, analizando la materia y la energía en sus estados más reducidos, planteado el concepto de la amplitud de onda, señalando que todas las posibilidades de ocurrencia son probables pero indeterminadas. Este aspecto permite generar diferentes escenarios futuros de niveles del tipo de cambio, pero bajo preceptos de algoritmos cuánticos de entrelazamiento, que señala una correlación e interacción de todas las partículas informativas en otra variable de resultado, como lo es el nivel cambiario.
Derivado de lo anterior surge el concepto del entrelazamiento cuántico, que plantea que dos partículas o grupos, que hayan estado entrelazados entre si, aún cuando se interpongan las variables del espacio y el tiempo, estas siguen intercambiando información entre ellas, además de continuar afectándose de forma correlativa en sus movimientos y fluctuaciones. Este precepto puede ser observable en la ecuación de Dirac, en la cual permiten entrelazarse datos que refieran a interacciones previas, y que permitan la precisión de un vínculo particular de incidencia.
Ahora bien, al extrapolar estos conceptos al tipo de cambio, en especial en un contexto donde no se tiene claridad en términos de su política y definición, parece producente el establecimiento de cruces de información por medio de algoritmos cuánticos, donde se consideren todas las variables económicas, sociales y ambiéntales, de corte endógeno y exógeno que afecten este indicador, procediendo a entrelazarlas de manera cuántica, y obteniendo así un tipo de cambio dado en amplitud de onda, señalándose así diferentes posibilidades de ocurrencia de esta variable, pero con la ponderación estadística específica dada sobre la que parece tener más posibilidad de ocurrencia.
Claramente el tema implica un análisis aritmético potente, y un contenido importante de datos, pero con base en el estado de la ciencia y la técnica actual, no es imposible de realizar, y sin duda, al menos a nivel empresarial, es una herramienta cada vez más utilizada para la toma de decisiones.
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