Simuladores como mecanismo de educación disruptiva

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Lic. Jahzeel Cordero, Profesional Contable, asesor fiscal

Por: Lic. Jahzeel Cordero, Profesional Contable, asesor fiscal.

Benjamín Franklin fue un político, polímata, científico e inventor estadounidense. Es considerado uno de los padres fundadores de Estados Unidos de América. De él se atribuye (entre muchos elementos) la autoría de una frase poderosa relacionada a la importancia de la educación y la labor de los docentes a la hora de instruir al alumnado. Esta es: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. Él establece como fundamento la relación clara existente entre la motivación del estudiante y el respectivo involucramiento que éste tendrá en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Ello evidentemente se llegará a traducir en una mejor adquisición de conocimientos.

La Real Academia Española articula el concepto de disrupción como la rotura o interrupción brusca de un proceso. Partiendo de ello, la asociación de los conceptos “educación” con “disrupción” nos dirige hacia la construcción de un concepto amplio. En él podríamos sintetizar el sentido de hablar acerca de una forma de enseñanza que rompe con lo establecido. Es decir, que interrumpe el modelo tradicionalista de transmisión de conocimientos que históricamente hemos experimentado y conocido.

Precisamente el concepto educación disruptiva se relaciona directamente con los trabajos desarrollados por Joseph L. Bower y Clayton M. Christensen en su investigación titulada “Disruptive Technologies: Catching the Wave” (1995). Estos giran en torno al entendimiento por parte de estos autores de la concepción de las innovaciones disruptivas como las generadoras de un nuevo mercado de valor, desplazando el que ha existido anteriormente. Consideran que las innovaciones disruptivas en una primera instancia se encargan del mejoramiento del producto anterior. Esto mediante la interrupción del desarrollo establecido de manera claramente inesperada. En una segunda etapa, se logra un establecimiento de nuevas maneras de comprender el producto en concreto.

Situaciones coyunturales en la educación

Hemos experimentado en los últimos años situaciones coyunturales que han gestado un cambio estructural en la percepción del relacionamiento incluso de las personas a nivel mundial. A ello se suma el avance a pasos agigantados de la tecnología nos ha llevado desde las denominadas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC’s) hasta llegar a las llamadas Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento (TAC’s). En ellas, se ha requerido de una adopción de roles muchos más activos por parte del estudiante y el docente para atender no solamente los retos de formación profesional, si no que mantener un currículo abierto al entendimiento de las necesidades de los mercados actuales y futuros de nuestro Siglo XXI.

Es menester dejar claro que la educación disruptiva parte de la concepción del estudiante como constructor de su propio aprendizaje por medio del asesoramiento y acompañamiento activo del docente. Francamente, en este punto debemos ser enfáticos de la importancia que mantiene los ritmos personalísimos de aprendizaje de cada individuo. Ello sin dejar de garantizar la búsqueda del crecimiento integral de la persona.

Llegando a este punto, es donde debemos de centrar el objetivo primario del docente en la aplicación de los procesos disruptivos de enseñanza. Este se simplifica a la labor de gestionar activamente espacios que le propicien al estudiante construir nuevas experiencias activas direccionadas. Ello hacia la integración del conocimiento de una manera activa, sencilla y entendible. En este punto, el aprovechamiento de herramientas como los simuladores encuentran enorme cabida en el ámbito de formación universitaria.

Experiencia profesional

La experiencia profesional acumulada de quién escribe el presente artículo de opinión en áreas como la contaduría, consultoría, asesoramiento tributario, y planificación estratégica de negocios, sumado al bagaje en docencia universitaria, ha permitido la construcción de un entendimiento ampliado de las carencias del modelo tradicionalista de enseñanza versus las exigencias empresariales. De allí, poder dimensionar a los simuladores usados en los procesos de aprendizaje como esas herramientas auxiliares que contienen modelos de algún aspecto del mundo y que permite al estudiante cambiar parámetros, variables de entrada, ejecutar procesos y desplegar resultados que en ningún caso el cuaderno, lápiz o incluso Microsoft Excel (en mi área profesional de enseñanza) podrían facilitar para ejecutar una experiencia vivencial óptima que empodere al estudiante de cara a su vida profesional.

Cada vez más las empresas mantienen estándares de exigencia más altos en sus procesos de reclutamiento; desde las aulas, es muy recurrente escuchar al estudiante externar su preocupación acerca de si lo que se les transmite en su formación profesional les permitirá ser competentes ante las demandas de las organizaciones. Precisamente en este punto, es donde cada vez más viene a generar convencimiento el entender el uso de la simulación en la educación como el procedimiento que permite la formación y construcción de conocimientos, por medio de la aplicación activa de éstos en un ambiente semejante a la realidad sustituyendo el plano memorístico como el anterior protagonista del modelo de formación universitaria.

Simuladores para la enseñanza

Y es que mediante los simuladores se puede, por ejemplo, desarrollar un contexto ampliado de consultoría tributaria bajo un escenario hipotético de un cliente de un sector específico de la economía nacional; además, puedes introducir al estudiante en la experiencia de un levantamiento de inventarios y su respectiva valoración según lo establecido en la Norma Internacional de Contabilidad 2; por otro lado, puedes vivenciar un proceso real de conciliación bancaria como mecanismo de control interno en la dinámica de un negocio; y si esto no es suficiente ejemplificación, podrás llevar al estudiante en el abordaje completo de un ciclo contable con contingencias de carácter laboral, comercial y por qué no tributarias para comprender como se da una adecuada revelación de Estados Financieros para una determinada empresa.

Para el lector tal vez puede suceder que los ejemplos presentados se limiten mucho a las ciencias económicas pero de allí viene la invitación a que se cuestione ¿Cómo puede facilitar la simulación en mi área profesional la adopción de conocimientos donde solo la experiencia vivencial antes era capaz de empoderar a un estudiante? Plenamente el escritor de estas líneas se encuentra convencido que la educación requiere asumir riesgos que busquen la construcción de una seguridad razonable en el estudiante donde le permita entender que su inversión de tiempo y como no, su inversión económica le abrirá la posibilidad de un mejor mañana.

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