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Por: Luis Cañas Villalón, gerente general de WTW Corredores de Seguros Costa Rica.
El trabajo y la salud mental están profundamente interrelacionados, ya que las condiciones laborales pueden afectar el bienestar emocional de las personas tanto de forma positiva como negativa. Es por ello que es necesario cuidar los entornos y las condiciones laborales para promover el bienestar de las personas trabajadoras.
Una estrategia empresarial debe abordar de manera integrada todas las dimensiones del bienestar (emocional, financiero, físico y social). Esto para garantizar un impacto positivo en la salud mental de los empleados, ya que están profundamente interrelacionadas. Además, todas influyen directamente en la salud mental, creando una red de influencia mutua.
Un entorno laboral positivo, caracterizado por buenas relaciones interpersonales, comunicación abierta y el reconocimiento del esfuerzo, promueve una salud mental equilibrada. Sentirse valorado y respaldado en el trabajo es fundamental para el bienestar emocional. En contraste, un ambiente de alta presión, jornadas extensas, metas inalcanzables o falta de apoyo puede desencadenar estrés crónico, con consecuencias negativas para la salud mental, como ansiedad, depresión o agotamiento emocional (burnout).
El bienestar emocional sigue siendo una de las principales preocupaciones de los empleados. Estos enfrentan desafíos considerables en este ámbito. Según la reciente Encuesta de Diagnóstico de Bienestar Laboral, el 47% de los empleados enfrentan problemas moderados o graves en al menos dos de las cuatro áreas de bienestar (emocional, físico, financiero y social), siendo la salud emocional y financiera las más afectadas y ambas profundamente interrelacionadas.
La salud mental de los empleados es una pieza clave para el éxito organizacional. Las empresas que invierten en el bienestar emocional no solo atraen y retienen talento. Sino que mejoran significativamente su productividad y compromiso interno. Esto se traduce en un mejor desempeño financiero y una cultura empresarial más sólida.
El bienestar emocional está estrechamente vinculado con el bienestar físico, social y financiero. Un desequilibrio en cualquiera de estas áreas puede desestabilizar nuestra salud emocional, afectando nuestra calidad de vida y desempeño en el trabajo.
Algunos ejemplos:
Los programas de bienestar no deben limitarse a intervenciones puntuales. Sino que deben estar integrados en la cultura organizacional. Los consejos más relevantes incluyen:
Es fundamental alinear estas prioridades para que los empleados sientan que cuentan con el apoyo necesario para mejorar su salud mental.
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