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Por: Caroline Busatto
Experta FUNDES Latinoamérica
América Latina y Caribe tienen uno de los índices más altos de desigualdad de género e ingreso económico en el mundo, donde solo en América Latina, la población de mujeres alcanza 278 millones de personas, y según cálculos del Banco Mundial más del 50% de ellas pertenecen a los sectores socioeconómicos más pobres de la región.
Lo anterior, se debe a que las mujeres enfrentan diversas barreras y se pueden resumir en una sola: acceso; donde este se puede sistematizar en 4 grandes puntos: acceso para desarrollar habilidades de liderazgo, a conexiones, empleo, a conocimiento y a la inversión, que hace más complejo que se desarrollen y lleguen a puesto de liderazgo a nivel social, ya sea por medio de un puesto gerencial en una empresa o por medio de un emprendimiento.
Para revertir esta situación, la sociedad y las empresas solamente deben de darles la posibilidad de recibir educación, de optar por empleo, por financiamiento y tener igualdad de condiciones. Además, de crear mecanismos para empoderar a las mujeres a cumplir sus metas, sueños y objetivos, lo que ayudará a abrirles las puertas a nuevas oportunidades.
Dado que todavía tenemos una brecha de género, invertir en el desarrollo de las mujeres para lograr sus objetivos también se trata de crear un mundo mejor; además traerá beneficios para ella, su familia, su entorno y para la sociedad.
Además, cuando trabajamos para generar condiciones para que las mujeres busquen su desarrollo, ayudamos a contribuir directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo.
Son muchas las razones por las cuales invertir en el desarrollo de la mujer trae bienestar para sí, así como para el sector social y económico de un país. Además de los mencionados se pueden señalar que una mujer en un puesto de poder buscará conciliar las ideas, es más organizada, y su rendimiento es mayor.
Otro aspecto es que poseen una visión estratégica del manejo del recurso. Su perspectiva puede ser amplia y busca aprovechar al máximo sus capacidades y las de otros.
Toman muy en serio el tema de desarrollo de talento, ya que impulsan el desarrollo de sus colegas dentro la organización.
Asimismo, si actuamos en el desarrollo de las mujeres es actuar de manera sistémica: para abordar los complejos desafíos que enfrentamos, es necesario un enfoque interconectado. Cuando trabajamos para generar condiciones para que las mujeres busquen el desarrollo, estamos impactando de manera interseccional en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Aunado a lo anterior, se puede sumar que cuanto mayor es la diversidad de un entorno, más fértil es para que florezca la innovación: es decir, cuando se invierte en las mujeres y se amplifican sus voces, las soluciones se vuelven cada vez más plurales y con eso, se abre el campo para que florezca la innovación.
Un dato interesante del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) del IPADE, dio a conocer un estudio de Management Systems International que indica que en las compañías en donde prevalece el liderazgo femenino existe un 10.1% de retorno de inversión. En las compañías que no poseen esta fortaleza, el retorno es únicamente del 7.4%.
Para lograr lo anterior, aún como sociedad debemos trabajar más y brindarles las herramientas necesarias para su desarrollo y su empoderamiento para que de esa manera podamos abrirles las puertas a un futuro mejor y a una mayor independencia financiera.
Finalmente, para todas las mujeres que hoy en día ya ocupan puestos de liderazgo, su papel también es inspirar a otras mujeres a perseguir y desbloquear todo su potencial.
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