Por: Arq. Roberto Mendoza M.Sc.
El papel que desempeña la infraestructura en nuestra actualidad arroja números sin precedentes. Se estima que continue creciendo hasta los alarmantes 230 mil millones de metros cuadrados en los próximos 40 años. En diferentes estudios se evidencia que el sector de la construcción consume el 50% de los recursos naturales. Así como el 40% de la energía. Genera, además, el 35% de los residuos que afectan el planeta. Esto representa más de un tercio de las emisiones globales (36,5%).
La arquitectura adopta el concepto de sostenibilidad desde el año 1986. Desde entonces ha buscado por medio de tecnología, certificaciones y buenas prácticas constructivas la forma de crear proyectos de bajo impacto. Sin embargo, esto ya no es suficiente. Y ahora se trabaja de forma activa en una arquitectura regenerativa que cree edificaciones autosuficientes y ecológicas.
Esta nueva concepción arquitectónica abandona el diseño tradicional centrípeto que nos ha acompañado en muchas de nuestras urbes latinoamericanas. Ahora más bien realza la genuina idea de comunidad abierta, accesible y permeable. Esto con diseños centrífugos que restauren, renueven y revitalicen.
Un buen ejemplo de la aplicación de la técnica arquitectónica que maximiza la relación con la naturaleza es la nueva torre Pirelli en Milán. La cual fue diseñada por Stefano Boeri. Esta será una edificación capaz de absorber 14 toneladas de CO2 y producir 9 toneladas de oxígeno por año. Lo que equivale a tener un bosque de 10.000 metros cuadrados en el centro de la ciudad.
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