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Por: Dr. Juan Diego Sánchez, Ph.D, asesor financiero empresarial.
El tipo de cambio es definido por la tasa de medida que detalla la relación de una determinada cantidad de monedas nacionales para la adquisición de una divisa internacional. Ésta es definida, usualmente, por el dólar. La política dada para el control de este indicador es plasmada por el Banco Central.
La definición del tipo de cambio aplicable en el país es dada por una política de bandas. Estas, en principio, establecen un tope y un mínimo. Ello permite la fluctuación de la tasa cambiaria entre estos dos límites, movimientos que, en teoría, debiesen ser definidos por la ley de la oferta y la demanda monetaria. La cual, en esencia, señala que a medida que se tenga una mayor exigencia de moneda extranjera, esta tiende a tener un valor mayor, y viceversa. Obteniéndose así una especie de quantum de equilibrio en el mercado monetario en cuestión. En él, el tipo de cambio debe precisar un dato que refleje los movimientos dados en el mercado en su estado natural.
La relación en particular señala que a medida que el tipo de cambio aumenta, es preciso un incentivo para el sector exportador. Esto a la vez que genera una mayor ganancia por diferencial cambiario en estas empresas. Lo cual, incluso, puede repercutir de forma directa en el pago del impuesto de la renta. Por otra parte, la disminución de la tasa cambiaria señala beneficiar al sector importador y, claro está, a las unidades microeconómicas generadoras de ingresos en colones con deudas en dólares. Pero no al resto de sujetos pasivos, ni a la mayoría de participantes económicos en el país.
Ahora bien, parece que la intervención estatal constante del mercado es la tónica, no permitiendo que el equilibrio natural cambiario se manifieste. Ello repercute en una apreciación del colón con respecto al dólar. Esta, a su vez, señala un incremento en las tasas de interés de la moneda nacional.
Siendo así, no es entendible la insistencia estatal en disminuir forzadamente el tipo de cambio. Esto pues, aunque se beneficia al deudor en dólares, se perjudica al empresario exportador y se influye de forma directa en la inflación al apreciar el colón. Además de tener una correlación no evidente, pero palpable, en las tasas de interés colonizadas, generando una afectación generalizada.
Puede entonces definirse la no producencia de la intervención estatal reiterada del mercado. Pues la manipulación de sus variables genera distorsiones incongruentes, donde su libertad se pierde.
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