La biometría, una solución al cibercrimen

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Por: Jair Cuervo, director del Centro de Excelencia de SAP.

El cibercrimen es una realidad que exige técnicas cada vez más innovadoras para que la información de las personas se mantenga protegida, por ejemplo, biometría. Así lo demuestran cifras del Foro Económico Mundial. Este organismo que estimó que el secuestro de datos aumentó 151% en 2021 y del cual Costa Rica ha sido víctima a nivel centroamericano.

Consideramos que el reto es enorme. Pero la clave para hacer frente a esta realidad está en el cuerpo humano. Como decíamos, es la biometría. Este es el término que se utiliza para las mediciones corporales que tienen como objetivo controlar diferentes tipos de accesos. Ello es posible gracias a nuestras huellas dactilares, y algunos elementos de la cara o incluso la voz. Todas estas son características que nos hacen completamente únicos frente al resto de humanos.

Por ejemplo, en Colombia, la biometría avanza y ha dado resultados. De hecho, gracias al uso de estos elementos, en el país se redujo el fraude por suplantación en oficinas bancarias en un 98 %, de acuerdo con Asobancaria. Gracias a ello, las personas y las organizaciones confían cada vez más en este tipo de procesos. 

En la región centroamericana, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Honduras utilizó por primera vez tecnología biométrica para autenticar con exactitud la identidad de más de 3 millones de electores durante las elecciones generales del 28 de noviembre de 2021. El sector bancario centroamericano también está siendo pionero en implementación de este tipo de seguridad. Por ejemplo, el Banco de Costa Rica (BCR) desde 2021.

Corrientes para la biometría

Existen dos grandes corrientes bajo las que se han trabajado este tipo de nuevas credenciales. La primera es la que se centra en características fisiológicas, como las huellas dactilares, el ADN. Así como el escaneo del iris o incluso la geometría de la mano, entre otras. La segunda corriente hace referencia a las características de comportamiento en una situación dada. Por ejemplo, identificar patrones de escritura, movimientos físicos, patrones de interacción o de navegación, etc.

El valor agregado que ofrece la biometría es que, a diferencia de los métodos convencionales basados en tokens o contraseñas que suelen anotarse en un papel, estos datos son difíciles de falsificar y casi imposibles de robar. Ello se traduce en un mejor candado para los datos.

Adicionalmente, en un aspecto técnico, las plantillas biométricas no requieren gran espacio de almacenaje. Lo que facilita que se guarde en un sistema sin causar mayores dolores de cabeza.

Ahora bien, es natural que, como toda nueva tecnología, la biometría tenga algunos inconvenientes. No hay que olvidar que los ciberdelincuentes se mantienen en constante búsqueda para romper los esquemas de seguridad. No obstante, es una modalidad que sigue innovando y creciendo. Además, efectivamente, ha logrado reducir las posibilidades de caer ante delitos en la red.

No tengamos miedo al cambio. Confiemos en nuestro cuerpo para que los datos ingresen a un nuevo nivel de protección de seguridad. Dejemos a un lado las claves predecibles y los tokens que se pueden duplicar, para creer que somos lo suficientemente inigualables para acceder a nuestra información personal.

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