Jóvenes sin empleo, una receta contra el crecimiento económico

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Por: Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica.

La poca generación de empleo, particularmente para las personas jóvenes es la receta ideal para atentar contra el crecimiento económico. Así como para empeorar el bienestar social y la seguridad de un país.

Hoy, Costa Rica enfrenta una tasa de desempleo abierto de 12%. Además de una pobreza a nivel de personas de 25,5%. Estas cifras son aún más alarmantes en el caso de las personas jóvenes entre los 15-24 años. Ello con una tasa de desempleo de 30,6% e incidencia de pobreza de 26,8%.

Aun cuando las personas jóvenes logran insertarse al mercado laboral, sus trabajos son de menor calidad (temporales, informales y con menor paga). Esto repercute en menores posibilidades para estudiar, ahorrar o adquirir una vivienda propia. Consecuentemente, una mayor incidencia de pobreza. Al tiempo que, hace que las personas jóvenes sean más propensas a delinquir y ser presa fácil de actividades ilícitas. Las cuales se convierten en su sustento y “oportunidad” de mejorar su bienestar material.

Ni trabajo ni estudio

En la última década, en promedio, el 21% de jóvenes entre los 15 y 24 años ha estado, simultáneamente, fuera del sistema educativo. Así como del mercado laboral. A pesar de que el porcentaje el segundo trimestre del 2022 (16%) es significativamente menor al promedio de la última década, es muy superior al promedio de la OCDE de 8,5%.

En particular, preocupa la situación de las mujeres jóvenes. El 32% de las mujeres entre los 20-24 años en la OCDE solo es superado por Turquía, Colombia y México. Las mujeres costarricenses con edades entre los 15-19 años, con un porcentaje de 27%, muestran el valor más alto en la OCDE.

El acceso al mundo del trabajo por parte de los jóvenes, particularmente las mujeres, sigue siendo deficiente. La tasa de desempleo para las personas entre los 15 y 24 años se ubicó por encima del 30% para el tercer trimestre del 2022, 25,2% para los hombres y 39,6% para las mujeres. Entre el tercer trimestre del 2010 y el tercer trimestre del 2022, la tasa de desempleo de estos jóvenes fue 20,7 pp mayor que la de los mayores de 35 años. Esto llegando hasta 27,4 pp desde el inicio de la pandemia.

Radiografía de los jóvenes que si tienen trabajo

En muchos casos, los jóvenes que sí logran insertarse en el mercado laboral lo hacen en condiciones precarias. Para el período de análisis, más del 35% de los jóvenes ocupados con edades entre 15-24 años carecían de seguro en el empleo. De igual manera, un mayor porcentaje de los asalariados en este grupo de edad trabajan con contratos temporales, especialmente durante el primer trimestre del año. En términos de la informalidad, los jóvenes tienen una tasa similar a la de los adultos de 35-59 años. Las cuales, son significativamente altas al compararse con la OCDE.

Por último, en relación con los ingresos del empleo principal para el tercer trimestre del 2022, los jóvenes de 15 a 24 años ganan 26% menos que los demás grupos de edad, alrededor de 350.000 colones al mes. Mientras que los ingresos del grupo de 25-34 años no distan mucho de los mayores de 35 con un ingreso de 450.000 colones mensuales.

El sueño lejano de casa propia de los jóvenes

Los altos niveles de deserción de secundaria y el incremento en la pobreza incrementa aún más el riesgo de la deserción. Lo cual, a su vez, incrementa las posibilidades de que más hogares caigan en condición de pobreza. Es un círculo vicioso.

Como muestran los datos de la ENAHO, en la última década, ha disminuido la tenencia de viviendas en las personas jóvenes que ejercen la jefatura de su hogar. También, destaca que el porcentaje de personas con edades entre 15 y 24 años que residen en precarios se ha incrementado. Esto pasando de 0,72% en 2010 a 3,4% en 2022 (gráfico 6).

En la última década las personas con edades entre los 15 y 24 años han enfrentado un nivel de pobreza promedio de 24,5%. Esto mayor al 23,6% del resto de la población. La incidencia de la pobreza ha sido aún mayor en las mujeres jóvenes (25,8%) en comparación con los hombres (23,1%).

Sin lugar a duda, esta realidad compromete no solo el futuro de la juventud y sus familias. Sino también la sostenibilidad de los sistemas de pensiones. Donde los recursos cotizados por las personas jóvenes son los que posibilitan el pago de las pensiones de las personas jubiladas.

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