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Por: Luis Emilio Muñoz – Director Comercial de Instacredit
Llegar a final de quincena con menos dinero del esperado, a pesar de seguir al pie de la letra el presupuesto mensual, es una de las situaciones más comunes, pero poco saludables en las finanzas de los consumidores.
Es difícil detectar en dónde exactamente es que se dio la fuga del dinero, pues usualmente no proviene de los pagos fijos, sino de pequeñas cantidades de dinero que se destinan a actividades cotidianas. A estos se les denomina “gastos hormiga”.
Los gastos hormiga pueden producirse por compras impulsivas, alimentación fuera del hogar, antojos, salidas inesperadas, transporte y pagos de servicios que no se están utilizando, como plataformas de música en línea.
Todos estos desembolsos son tan pequeños que no figuran como parte del presupuesto mensual pero, si se suman al mes y se multiplican por año, sin duda será una suma importante de dinero, la cual pudo haber sido destinada a un mejor fin.
Por esta razón, es importante disminuir los gastos hormiga y el primer paso para hacerlo es identificarlos. Para ello, se deben registrar todos los pagos diarios, ya sea en una agenda, hoja electrónica o incluso en una aplicación móvil. En caso de que se le dificulte al consumidor hacer este registro diariamente, puede hacerlo con otra periodicidad, por ejemplo, cada tres días.
Una vez que se identifican los principales derroches, se puede tomar decisiones sobre cuáles eliminar por completo, cuáles reducir y cuáles, definitivamente, no se pueden erradicar.
Acto seguido, se debe destinar un porcentaje determinado del salario neto para los gastos hormiga y agregarlo al presupuesto mensual. Puede ser el sobrante de efectivo después de contemplar los pagos fijos, ahorro y saldo de deudas o incluso, utilizar solamente una parte de este porcentaje e invertir el resto en proyectos que motiven al consumidor.
Además, se recomienda portar únicamente el efectivo necesario, de esta forma se disminuye la posibilidad de derrochar el dinero en artículos pequeños que usualmente se compran por impulso, por ejemplo, un refresco o un bollo de pan. Sin efectivo, es menos probable que se realicen estas compras, pues el consumidor no suele utilizar sus tarjetas de débito o crédito para estos fines.
En esta misma línea, también se recomienda no malgastar las monedas sueltas, conocidas como “menudo”. Existe el pensamiento de que las monedas incomodan y deben ser gastadas lo antes posible. Antes de hacerlo, es preferible guardarlas en una alcancía para comenzar un ahorro extra.
Finalmente, todo se resume en disciplina. Llevar en orden las finanzas y aprovechar las oportunidades de ahorro, son realmente la clave para alcanzar las metas y anhelos mucho antes de lo esperado.
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