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Por Sra. Karen Vargas Soto
Gerente General de ASEBANACIO
El país enfrenta momentos de angustia debido a la pandemia mundial por COVID19, por lo que hoy se impone la prudencia y la sensatez, pero sobre todo, debe imponerse la solidaridad con quienes lo más necesitan.
Por eso en la Asociación Solidarista del Banco Nacional (ASEBANACIO) creamos el PLAN ESCUDO, una forma de proteger el patrimonio y procurar los rendimientos esperados.
Necesitamos que el solidarismo deje de ser una palabra y se convierta en una poderosa acción en favor de sus asociados. A diferencia de las entidades bancarias – que generan utilidades para su propio beneficio comercial o de sus socios-, las asociaciones solidaristas generamos excedentes para nuestros asociados.
Precisamente serán los rendimientos de febrero de 2021 los que nos permitirán que los asociados puedan saldar compromisos de cara a la crisis que se avecina, según las proyecciones de organismos internacionales que ya hablan de decrecimiento. Las medidas que tomemos en este momento no pueden ser por presión, ni cortoplacistas, pues la etapa más dura la cuesta está por venir a partir de setiembre 2020.
Por lo tanto, bajar tasas o brindar créditos sin los debidos análisis a los asociados y sobre endeudándolos, podría significar una sensación momentánea de bienestar y no una respuesta integral.
Es aquí donde mi responsabilidad frente a la administración de una asociación solidarista me demanda cautela para filtrar algunas ideas que se han presentado con muy buena intención, pero que podrían ser una Ley Especial creada por nuestra Constitución Política: me refiero concretamente el ceder los aportes obrero patronales.
Esto solo puede ser decidido por una Asamblea General Extraordinaria o bien por desafiliación individual y nueva afiliación de los asociados como decisión personal siguiendo lo establecido por estatuto de cada asociación. La ley establece además que las asociaciones deben contar con un ahorro mínimo mensual que debe permanecer en custodia y administración de la asociación y que forma parte del fondo económico del auxilio de cesantía en beneficio del trabajador.
Rescato este punto pues gracias a esta visión solidarista, Costa Rica goza de la existencia de alrededor de 1.500 asociaciones solidaristas que agrupan a 400.000 miembros más sus familias, personas trabajadoras que hoy tienen garantizada su cesantía.
En estos momentos de emergencia, las asociaciones solidaristas debemos fortalecer la gobernanza en la toma de decisiones de la Junta Directiva y la Gerencia, así como de las inversiones para tomar decisiones asertivas y no arriesgar el patrimonio de los asociados.
Debemos realizar alianzas con empresas que permitan beneficios para los asociados como pólizas, nuevos productos crediticios y otra generación de ingresos para la asociación, lo que activaría la colocación de crédito y la readecuación de deudas.
Otras acciones que podemos ejecutar es exonerar las multas de retiros anticipados de ahorros voluntarios, disponer de fondos de ayuda solidarios, invertir más en herramientas tecnológicas que nos permitan el teletrabajo y la continuidad del servicio para los asociados de forma virtual y la revisión de las estrategias de corto, mediano y largo plazo de los diferentes negocios para beneficiar al asociado.
En resumen, este es el momento de buscar la sostenibilidad a futuro, es el momento de que nos reinventemos, que busquemos medidas integrales y no cortoplacistas. Es el momento de no desesperarse; muchas ideas pueden surgir pero como solidaristas debemos ante todo cuidar el patrimonio de los asociados y la generación de rentabilidad económica y social en beneficio de todos.
Sin duda ESTE ES MOMENTO PARA SER MAS SOLIDARIOS QUE NUNCA.
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