Cómo maximizar oportunidades del Black Friday y temporada navideña
Últimas Noticias:
Por: Malberth Cerdas, docente de Economía de la Universidad Fidélitas.
Cada año, como un reloj bien ajustado, el tipo de cambio del colón costarricense frente al dólar estadounidense inicia su descenso en octubre. Posteriormente, se aproxima a un mínimo cercano a los ₡500 por dólar hacia junio.
Este fenómeno, que algunos interpretan como una señal de estabilidad económica, es en realidad un reflejo de las fuerzas estacionales. Así como de las dependencias estructurales que moldean la economía costarricense, explicó.
Se trata de una danza sincronizada entre exportaciones, turismo, flujo de remesas y actividades fiscales específicas. En conjunto, estas crean un entorno donde la abundancia de dólares reduce su precio relativo frente al colón. Estas son influenciadas por:
A esto, se suman las dinámicas de pago del sector empresarial tales como:
Aunque la tendencia a la baja parece positiva para consumidores e importadores, oculta riesgos subyacentes. Este comportamiento es cíclico, no estructural, lo que significa que no responde a una mejora sostenida en la competitividad del país o a una mayor diversificación económica. Más bien, es el resultado de eventos temporales y previsibles.
Un tipo de cambio cercano a ₡500 puede ser efímero y engañoso. Los sectores que dependen de exportaciones, especialmente las pequeñas y medianas empresas, sufren al recibir menos colones por cada dólar. Además, esta apreciación estacional puede generar falsas expectativas sobre la fortaleza económica, ignorando que, al finalizar junio del siguiente año, las presiones se revierten.
Cuando los turistas regresan a sus países, las remesas disminuyen y las exportaciones pierden dinamismo, la oferta de dólares se reduce. Entre julio y septiembre, el tipo de cambio se estabiliza o comienza a aumentar, reflejando una economía que no logra mantener un flujo constante de divisas.
Este ciclo perpetúa una vulnerabilidad estructural. En lugar de aprovechar los ingresos estacionales para construir una economía más resiliente, nos conformamos con navegar las mismas olas una y otra vez.
El desafío no es entender por qué el tipo de cambio baja entre octubre y junio, sino preguntarnos por qué no podemos mantener esa estabilidad durante todo el año.
Las soluciones requieren visión y acción:
El descenso del tipo de cambio entre octubre y junio, aunque beneficioso a corto plazo para algunos, es un recordatorio de que Costa Rica sigue dependiendo de un ciclo económico que no controlamos.
La meta debe ser transformar esta aparente estabilidad en una realidad sostenida y equitativa para todos los sectores de la economía. Un colón fuerte no es solo una cuestión de oferta y demanda de divisas. Es una promesa de prosperidad para los costarricenses. Para lograrlo, debemos ir más allá de lo estacional y construir una economía robusta.
Nuestras Redes Sociales: