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Por: Andrei Calderón
Analista geoestratégico, experto en comercio internacional
En un escenario geopolítico en constante evolución, los nuevos regionalismos están remodelando las dinámicas económicas globales, y el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), hoy ampliado a Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, se posiciona a la vanguardia de esa transformación. La reciente propuesta de Rusia para una plataforma de pagos sostenibles entre los países BRICS es una muestra clara de este esfuerzo. En una reunión con sus homólogos, Rusia destacó la importancia de reducir la dependencia del dólar estadounidense y promover sistemas de pagos alternativos que fortalezcan la autonomía financiera de esos países emergentes.
Desde el Ministerio de Finanzas de Rusia se anunciaron planes para lanzar BRICS Bridge, una plataforma que permite realizar pagos transfronterizos entre los Estados miembros. La medida se enmarca en el proceso de desdolarización de la economía mundial, que está cobrando fuerza frente a la política de sanciones aplicada por Occidente. La iniciativa pretende aumentar la rapidez y accesibilidad de las transacciones financieras, así como garantizar la sostenibilidad de los pagos. Además, la plataforma podría funcionar independientemente de las restricciones de terceras partes, utilizando activos financieros digitales (AFD) emitidos por los bancos centrales de los miembros de los BRICS, vinculados a las monedas nacionales de esos Estados.
Paralelamente, en el marco de la conferencia ‘Diálogo de los BRICS con los países en desarrollo’, celebrada el 11 de junio en la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod en el marco de la presidencia de Rusia; Tailandia formalizó su intención de unirse al BRICS, buscando aprovechar las oportunidades económicas y políticas que ofrece esa alianza. La inclusión de nuevos miembros refuerza la relevancia del BRICS como un bloque crucial en la economía mundial y subraya su atractivo para las naciones en desarrollo que buscan alternativas a las estructuras financieras dominadas por Occidente.
Este fenómeno de los nuevos regionalismos es especialmente relevante para los países del Sur Global, que ven en alianzas como el BRICS una oportunidad para diversificar sus relaciones comerciales y financieras. La creación de plataformas de pago sostenibles y la expansión del grupo son ejemplos de cómo el BRICS busca ofrecer un marco más justo y equilibrado para el comercio internacional, alejándose de las tradicionales dependencias económicas y políticas. El reciente fin del acuerdo del petrodólar entre Arabia Saudita (ahora miembro BRICS) y Estados Unidos, después de 50 años, es otro indicativo de este cambio, permitiendo a Arabia Saudita vender petróleo en diversas monedas, lo que acelera el proceso de desdolarización. Arabia Saudita decidió no renovar el acuerdo del “Petrodólar“, que expiró el 9 de junio. El acuerdo, firmado en 1974 con Henry Kissinger como artífice, creó un convenio para que las exportaciones saudíes de petróleo se pagarían en dólares estadounidense. La alianza consolidó dicha moneda como divisa global en el rubro energético y colocó a los saudíes en la cima de la pirámide comercial y exportadora de petróleo.
Para Costa Rica, esas dinámicas geoeconómicas presentan desafíos y también oportunidades. Como una nación que depende en gran medida del comercio internacional, Costa Rica podría beneficiarse al explorar nuevas vías de cooperación con los países BRICS. La diversificación de sus mercados de exportación y la adopción de sistemas de pago alternativos podrían fortalecer la posición económica del país y reducir su vulnerabilidad ante fluctuaciones económicas globales y la dependencia y concentración de dinámica comercial con el eje euroatlántico expuesto actualmente a factores geopolíticos de alta volatilidad. Además, la integración de plataformas tecnológicas modernas para simplificar y mejorar los procedimientos de pago podría ofrecer a Costa Rica una ventaja competitiva en el mercado internacional.
En resumen, los nuevos regionalismos liderados por el BRICS están redefiniendo las reglas del juego en la economía global. Costa Rica, al igual que otras naciones del Sur Global, debe evaluar cuidadosamente estas tendencias y considerar cómo aprovechar las oportunidades que surgen de estas alianzas emergentes para asegurar un crecimiento sostenible y equitativo en el futuro.
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