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Por: Marielos Rosa
Gerente de Operaciones de ESET Centroamérica.
Las redes sociales son parte del día a día de las personas. Por lo que gran parte de los problemas que comienzan en el mundo físico, terminan teniendo repercusiones en el mundo digital, como es el ciberbullying. Debido a esto, ESET Latinoamérica busca que los adultos puedan acompañar a los más pequeños para que disfruten de la tecnología sin riesgos.
En cuanto al ciberbullying, el primer paso es entender que en Internet todo se potencia. Una publicación llega a cientos o miles de personas en cuestión de minutos. El contenido agresivo duele y daña mucho más, ya que al crecer la cantidad de gente que accede a una publicación, el impacto es mayor.
Una vez que el contenido se viralizó, es imposible detenerlo o eliminarlo. Por más que el agresor se arrepienta.
Por otro lado, dada la inhibición que prestan las pantallas y las redes sociales debido al anonimato, muchos niños se atreven a decir y hacer cosas en el mundo digital que no harían en el mundo físico.
Para hablar de ciberbullying y las agresiones en línea, ESET propone cuatro pilares para tratar el tema:
Primero, formar buenos ciudadanos digitales. Así como el mundo digital es parte de la vida real, las reglas y modales que se aplican en este, son las mismas que ya conocemos en el mundo físico. Enseñar a los niños respeto y normas de convivencia debería contemplar el ámbito de Internet. Por lo que la educación en este contexto debe considerar aspectos relacionados al trato y la comunicación a través de medios digitales.
Segundo, concientización por encima de la prohibición. En lugar de crear pánico sobre el uso de la tecnología, la conciencia permite que surja una atmósfera positiva. Es importante mostrar a los menores como pueden utilizar la tecnología para el bien común. Cómo compartir conocimiento o apoyarse mutuamente en un ambiente de estudio remoto. Dentro del uso responsable, existen reglas que deben enseñarse explícitamente, estableciendo políticas firmes.
Tercero, solidaridad colectiva para reportar los casos de abuso. Ante un caso de agresión suele pasar que los niños no lo reporten por miedo a ser la próxima víctima o al castigo por parte de los adultos. En este sentido, fomentar un diálogo fluido y un espacio de escucha también contribuye a que los niños sepan a quién acudir ante casos de violencia.
La violencia en línea puede y debe ser denunciada en las mismas plataformas. Todas las redes sociales cuentan con la opción para denunciar publicaciones, comentarios e inclusos perfiles que vulneren u hostiguen a una persona.
Y cuarto, diálogo, la base de todo acompañamiento. Los niños necesitan saber a quién y dónde pueden acudir antes de que ocurra un problema. En este sentido, la confianza es la clave para abrir el canal de diálogo.
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