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El sector de la ganadería costarricense captura casi 3 veces más de gases de efecto invernadero (GEI) de lo que emite. Así se desprende de los resultados preliminares de las Acciones de Mitigación Nacional Apropiadas (NAMA).
La información, emanada del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria (INTA), indicó que entre las medidas que permiten este resultado es que los ganaderos costarricenses tienen más de 20 millones de árboles dispersos en potreros. Además, las medidas dan un rédito económico de casi el 11%, y que el ganadero cuida el 18% del territorio nacional en bosques. Esto fuer de los ya protegidos por el estado.
NAMA es un proyecto que forma parte del Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública 2019-2022 y en el Plan de descarbonización del país.
Jorge Segura, coordinador del Programa Nacional de Ganadería del MAG, destacó que la NAMA busca implementar en más de 1700 fincas medidas de adaptación y mitigación ante el cambio climático. Y que estas sean costo efectivas para el productor.
Asimismo, se pretende la reducción de emisiones en CO2eq, lo cual se logra por medio del seguimiento en el sistema de medición, reporte y verificación.
“Lo relevante para el caso de Costa Rica, es que son más las capturas que las emisiones, volviendo la ganadería carbono positiva”, señaló Segura.
Por su parte, la Corporación Ganadera recibió estos resultados con optimismo y satisfacción. E indicó que estos responden a un esfuerzo colectivo el sector. Pero, además, aceptan la responsabilidad de seguir colaborando con el programa de descarbonizacion del país.
Sergio Abarca, de INTA, comentó que en el país el 61.7% de las fincas de ganadería tienen bosques. Es decir, los ganaderos mantienen bosques, como áreas protegidas, áreas de biodiversidad, con flora y fauna nativa.
Señaló, además, que si se analiza la relación entre el área agropecuaria y área de bosque, por cada hectárea de pasto se tiene media hectárea de bosque. Esto implica que la ganadería se ha convertido en uno de los mejores removedores de dióxido de carbono de la atmósfera.
Adicionalmente, Corfoga señaló en un comunicado que en general la utilización de fertilizantes nitrogenados es muy baja. Gracias a esto, las emisiones de óxido nitroso son mucho menores de las que suponían.
“En esa misma línea el escaso uso de maquinaria agrícola movida por energía fósil también ha sido evidenciado. Provocando que esta fuente de emisión sea sumamente baja. Asimismo, el uso del pastoreo en la mayor parte del día hace que las excretas de los animales se degraden al aire. Evitando una alta emisión de metano y óxido nitroso por su descomposición”, concluyó Corfoga.
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