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La introducción de los servicios tecnológicos y digitales ha sido un proceso que se ha acelerado más que nunca en la última década. En Costa Rica, se estima que la penetración de smartphones para el 2018 fue mayor al 85%, según un reporte realizado por la Superintendencia de Telecomunicaciones. El último informe presentado por el Banco Central registra un nivel de 79% de bancarización para el 2019.
El habilitar a los usuarios con estas herramientas se ha vuelto un aspecto especialmente relevante en la coyuntura de la pandemia de COVID-19. Bajo esta situación, la necesidad de consumir a través de un medio de pago eficiente ha aumentado la demanda de métodos de pago digitales que proveen soluciones seguras y rápidas.
Mastercard ha logrado ir a la vanguardia en soluciones que optimizan la experiencia de pago del consumidor. La plataforma ha evolucionado con el tiempo promoviendo cada vez mayor seguridad y facilidad en las transacciones. En un mundo cada vez más digitalizado, existen nuevos retos especialmente asociados a ofrecer una alternativa digital a las principales interacciones con el cliente como son: adquirir un producto nuevo, hacer compras desde casa, consultar información sin ir a la agencia y proveer herramientas como billeteras digitales y terminales punto de venta desde el celular.
En Costa Rica, Mastercard ha generado propuestas de valor innovadoras que les permiten a los tarjetahabientes tener una diversidad de pagos electrónicos, esto para habilitar productos capaces de proveer acceso a transacciones internacionales y comercio electrónico apalancados de promociones agresivas y programas de lealtad.
Según un reciente estudio realizado por Mastercard llamado “Banca Digital en América Latina” acerca de las tendencias sobre la oferta de productos digitales, la compañía sugiere que los consumidores se mostraron a favor de una interfaz digital simple, como una aplicación todo en uno que agilice la experiencia bancaria y los servicios digitales como recargas de teléfonos móviles, aplicaciones de entrega de alimentos y otros.
Esta contingencia definitivamente ha acelerado el uso de herramientas digitales en servicios financieros. Datos de fuentes públicas demuestran que en la región Latinoamérica, esta pandemia ha generado incrementos estimados en 17% en uso de banca en línea, 20% banca móvil acompañado de una caída en visitas de sucursales en más del 30%.
En términos de transaccionales, Mastercard ve un crecimiento en los pagos digitales hacia el 40%, apalancado en las restricciones de movilidad y la disponibilidad de herramientas digitales. También es importante resaltar que la mayoría de los clientes que usan canales digitales por primera vez no van a regresar a su comportamiento anterior. Lo que permite que el COVID-19 nos lleve hacia una economía sin efectivo.
Un estudio reciente realizado por Mastercard afirma que el 68% de los costarricenses están usando menos efectivo o que no lo usan. Y un número creciente de comerciantes están alentando a los consumidores a pagar sin contacto en lugar en lugar del efectivo, para así evitar el contacto.
Si bien este es un cambio importante en la mezcla de canales para transaccionar, hay mucho camino por recorrer. Este cambio tiene que consolidarse y acelerarse a medida que los jugadores en el ecosistema puedan capitalizar sus inversiones tecnológicas para ofrecer; tarjetas que funcionen en el ecosistema de pagos digitales (e-commerce) y alternativas para que los negocios acepten pagos y canales de venta 100% digitales. Esto debe ir de la mano de una sofisticación de sus capacidades de ciberseguridad.
Las personas e instituciones que logren acelerar este cambio van a poder beneficiarse de esta nueva demanda de servicios que llegó para quedarse.
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