La Tasa de Política Monetaria (TPM), actualmente en un nivel de 4%, podría mantenerse estable durante buena parte del 2025 o registrar leves reducciones adicionales. Esto según proyectó el coordinador de la Cátedra de Estadística de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), Rolando Saborío.
El académico explicó que este nivel, definido por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) en diciembre de 2024, se considera cercano al punto neutral. Esto porque ni estimula, ni restringe de manera significativa la actividad económica.
“Desde finales de 2022, el Central ha reducido progresivamente la TPM, pasando de un máximo del 9.00% en los últimos años hasta el nivel actual”, detalló Saborío. Añadió que esta política refleja un esfuerzo por responder a los bajos niveles de inflación registrados en el país, mientras se mantiene un enfoque de prudencia ante posibles riesgos inflacionarios en el mediano plazo.
Saborío comentó que podrían darse uno o dos recortes de 0.25 puntos porcentuales (p.p.) en la TPM. Ello, añadió, aunque también existe una alta probabilidad de que el BCCR decida mantener la tasa en su nivel actual por un período prolongado.
“Si bien algunos actores han solicitado nuevas reducciones de la TPM para incentivar el crecimiento, el Banco Central se mantiene cauteloso. Está evaluando cuidadosamente los impactos en la inflación y otros indicadores macroeconómicos clave”, explicó Saborío.
El académico comentó que, aunque la TPM no afecta directamente a todos los sectores económicos, su influencia se percibe a través de variables como el tipo de cambio y los costos financieros para empresas y hogares.
“Una reducción adicional podría depreciar el colón, lo que beneficiaría al sector exportador, pero aumentaría los costos para los importadores. Al mismo tiempo, un nivel estable de la Política Monetaria podría facilitar la planificación financiera para empresas e individuos”, dijo Saborío.
En esa línea, Saborío instó a las familias y empresas a prepararse para cualquier escenario económico mediante una adecuada planificación financiera como, por ejemplo, contar con presupuestos base que incluyan escenarios de estrés. Esto permitiría ajustar los gastos a las posibilidades reales y mantener la estabilidad financiera ante cambios en variables macroeconómicas.
Finalmente, indicó que l comportamiento de la TPM durante el primer semestre del 2025 será crucial para las expectativas económicas del resto del año. Ello ya que su evolución podría influir en las tasas de referencia de crédito. Así como en el acceso a financiamiento para empresas y personas, y el nivel general de actividad económica.
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