Por: Virginia Marchena, gerente de Investigación de Eco Market Research.
Como es bien sabido, el conocimiento de su grupo objetivo es clave al momento de tomar decisiones de negocio. La investigación de mercados ha sido la herramienta fundamental para este fin; sin embargo, el enfoque ha estado guiado hacia los aspectos que se pueden “controlar”; léase, comportamiento hacia categorías o productos específicos.
Pero qué sucede cuando aspectos más globales influyen en la toma de decisiones. Esto es lo que buscó contestar Eco Market Research con una investigación orientada al tema del cambio climático y como este a su vez impacta en un cambio del comportamiento.
La mayoría de la población percibe un impacto incremental de este tema en sus actividades cotidianas, ocasionando acciones que, en su mayoría, han aumentado durante el último año.
No solo en el área de manejo de residuos o uso responsable de la energía y los recursos, sino también en la toma de decisiones de los bienes y servicios que forman parte de su vida.
Nos encontramos con una población que muestra un mayor nivel de exigencia para quienes ellos consideran, en parte, responsables de que las cosas mejoren. A quienes más exigen y reprochan esta situación es a sí mismos, traduciéndose en un nivel adicional de conciencia al momento de escoger un producto o servicio. Cambios que van desde considerar el material con el que se empaca y consume un bien, hasta demandar abiertamente cambios de políticas y de disponibilidad de productos eco-amigables.
Además, se cree que el esfuerzo compartido de diferentes sectores de la sociedad es un factor clave para generar acciones efectivas. En este sentido, aproximadamente 2/3 de la población costarricense señala que las empresas tienen responsabilidad en la generación de soluciones para la problemática ambiental, haciendo énfasis en que las acciones que se emprendan deben contar con un compromiso genuino y con una visión a largo plazo.
Es un momento de cambio en los paradigmas de la relación de las personas con su entorno y para las empresas esta transformación está llena de oportunidades y amenazas, en la que las primeras podrán ser capitalizadas por quienes tengan la flexibilidad para adaptarse, acompañar a las personas en este cambio, facilitar y mejorar aquello que permita establecer esta relación más armoniosa con el medio ambiente.
Las amenazas por su parte radican no sólo en la inacción por parte de las empresas, sino en la actitud de las personas, en las que hay una menor lealtad a las marcas y una búsqueda de aquello que sea beneficioso para ellos y el medio ambiente.
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