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Tomar la decisión de emprender no es nada fácil, más cuando existen riesgos de vivir situaciones adversas para el negocio y el emprendimiento. Precisamente, esta fue la situación del empresario Diego Gómez, quien tras iniciar su propio negocio, tuvo que enfrentar dos quiebras en sus empresas, la pérdida de millones de colones y una depresión muy fuerte, para volverse a levantar tanto personal como profesionalmente.
La historia de Gómez como emprendedor inició desde temprana edad, cuando empezó a vender diferentes productos a sus compañeros de escuela. Allí descubrió que tenía bastantes habilidades como vendedor. “Desde pequeño yo vendía cosas en la escuela. Mi mamá a veces me regañaba porque yo llegaba a la casa con mucho menudo o invitaba a los compañeros, porque vendía cualquier cosa en ese momento”, recordó el empresario.
Precisamente, esta facilidad en las ventas, junto al apoyo y mentoría de un conocido de su infancia, dio pie a su primer negocio: Bienes Raíces Cartago, una empresa dedicada a la compra-venta de propiedades inmobiliarias.
“Después de salir del colegio, trabajé en una entidad financiera, pero siempre tuve en la mente que yo no podía vivir solamente de un salario, porque así no iba a poder obtener las cosas que quería. Un día, un conocido en ese momento llegó a realizar un depósito de dinero donde yo trabajaba, al día siguiente volvió a llegar nuevamente a realizar otro depósito, y así varias veces más, hasta que un día le pregunté que cómo lograba ganar tanto dinero. Me comentó que él se dedicaba a los bienes raíces, y allí le dije que si me podía enseñar y ayudar a incursionar en ese negocio. De ese momento en adelante comenzó todo”, contó Gómez.
A los tres meses de haber iniciado su emprendimiento de bienes raíces renunció a su trabajo en la entidad financiera para dedicarse a su propio negocio. Sin embargo, durante el primer año no le fue como Gómez esperaba. En ese año el empresario siguió capacitandose en diferentes áreas para conocer mejor el mercado.
Conforme pasó el tiempo, su negocio fue creciendo y consolidándose. Una vez con su negocio operando de forma estable, Gómez decidió contraer matrimonio con su novia; sin embargo, uno de los contratiempos que tuvo en su momento fue que, aunque ya tenía la casa donde vivirían, no tenían muebles. Precisamente, esto le abrió las puertas de su segundo negocio: fabricación y venta de muebles.
“Como tenía la casa, pero no tenía muebles, un día fuimos a una feria y allí encontré un catálogo de muebles con sus respectivas medidas, eso me impulsó a construir yo mismo nuestra cama. A las personas que veían la cama les gustó mucho. Entonces empecé a vender casas y como valor agregado les ofrecía la cama a los compradores. Esto me permitió pasar de vender dos camas por semana a vender 30 muebles”, señaló Gómez.
Este segundo negocio Gómez lo inició en la terraza de su casa y cuando estuvo en su curva más alta tuvo una bodega de 1.000 metros cuadrados y 20 trabajadores. No obstante, a pesar del éxito que tuvo en un inicio con sus dos negocios, no todo fue color de rosas para el empresario.
“A pesar de que me iba muy bien, cometí bastantes errores. Yo no tenía coocimiento de cómo manejar una empresa. Estudié Administración de Empreas, pero nunca lo aplique en la realidad. También empecé a gastar mucho. Esto, ahunado a una situación en donde mis propios trabajadores me robaron todo lo que tenía en la bodega, produjo la primera quiebra de mi negocio a los cuatro años de estar operando. En este momento, yo solamente tenía activa la fabrica de muebles, porque como me iba tan bien con ese negocio había dejado en stand by a Bienes Raíces Cartago. Este fue el primer fracaso que tuve, el cual ahora veo como aprendizaje”, afirmó el empresario.
Esta situación consumió a Gómez en una depresión en donde casi por 6 meses no salió de su casa porque perdió todo lo que tenía en ese momento. Un día le recomendaron leer un libro de educación financiera: “Padre Rico, Padre Podre”, el cual le ayudó bastante en su proceso.
“De ahí en adelante mi vida comenzó a cambiar. Cuando iba por el tercer capítulo del libro, tomé la decisión de iniciar de nuevo. Me relajé, retomé nuevamente Bienes Raíces Cartago e inicié todo de nuevo. Con la primera venta de una propiedad que hice, empecé a pagar las deudas con las que había quedado por la quiebra de la mueblería. Logré estabilizarme en un término de cinco meses. Una vez más estable gracias a los bienes raíces, inicié nuevamente mi negocio de muebles”, indicó Gómez.
Cuando inició esta segunda etapa, tuvo mucho más cuidado. Gómez explicó que se autoeducó, empezó a leer más libros de negocios y esto le ayudó a centrarse y enfocarse más en cómo sacar adelante el negocio con todo lo que esto conlleva. A pesar de este cuidado, Gómez tuvo que enfrentar una nueva desilución en uno de sus negocios.
“Conforme crecía el negocio de muebles, empecé a trabajar con proyectos inmobiliarios. En una ocasión nos contrataron 130 puertas. Para ese proyecto envíe a dos colaboradores, pero volvío a suceder que a pesar de la confianza que les dí, estafaron al negocio. Llegó un punto en que se había enviado todo lo que el cliente solicitó, pero no había nada instalado y ese material se perdió. Yo confiaba en lo que esas dos personas hacían, y al final se robaron todo. Con esto volví a caer con el tema de los muebles y tuve que cerrarlo por segunda ocasión”, recordó Gómez.
El empresario señaló que aunque tuvo que cerrar su fábrica de muebles, continuó con el negocio de bienes raíces, siempre buscando nuevas formas de generar nuevos ingresos. “En ese segunda cierre, nació un nuevo negocio. Una app de compras: I Can Buy, el cual aún es un emprendimiento que está en sus primeras etapas, pero me ha ayudado a apender un montón de cosas. Con esta idea, he participado en varios concursos de innovación, y he ganado varios, ya que este desarrollo está pensado en el beneficio de las personas”, señaló Gómez.
Actualmente, Gómez continúa con su empresa de bienes raíces, inició un nuevo negocio de construcción, reabrió su fábrica de muebles, pero con un enfoque diferente a los dos primeros. Creó también un negocio dedicado a la venta de material prefabricado para construcción y una agencia de turismo. El empresario además se dedica a dar charlas como coach y mentor empresarial, con la idea de ayudar, a través de su experiencia, a los nuevos emprededores y empresarios.
“Dar el paso de emprendedor a empresario no es fácil y nadie dijo que lo iba a ser. Es importante tener en cuenta también que no se van a tener ingresos inmediatos porque el éxito se debe de construir paso a paso basado en aprendizajes y fracasos. El mundo de los negocios funciona así, y esto es lo apasionante. Poder seguir nuestra pasión”, concluyó Gómez.
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