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Esnath Divasoni de Zimbabue y Jennifer Torres de Guatuso, Alajuela, desarrollaron dos importantes proyectos que tienen como objetivo beneficiar a sus comunidades. Las futuras ingenieras agrónomas de la Universidad EARTH aprovecharon el gran potencial proteico que caracteriza a ciertas especies de insectos para buscar soluciones a problemáticas actuales.
Un ejemplo son las grandes temporadas de sequía y desnutrición que afectan las zonas rurales de Zimbabue, en el continente africano, que llevaron a Esnath a buscar un modelo de negocio para obtener alimento alto en proteína. El modelo consiste en generar ambientes controlados para producir grillos aptos para el consumo humano. Éstos se alimentan con concentrados, vegetales o residuos orgánicos de fincas, dos veces por semana, con raciones proporcionales a la etapa de formación. En un periodo de 6 a 8 semanas, el grillo alcanza alrededor de 62% de proteína. Una vez alcanzado dicho nivel, los grillos se congelan o se hierven y después se pasan por un secador (de aire o solar o un horno convencional).
Los grillos se pueden consumir enteros o molerse para generar harinas y complementos proteicos para las comidas. Esta es una forma sostenible para asegurar la disponibilidad de una rica fuente de proteína durante todo el año, atacando así la inseguridad alimentaria. “Los grillos (acheta domesticus) son una excelente fuente de proteína de bajo costo y con un menor impacto en el ambiente, ya que requieren menos recursos, permitiendo aprovechar, por ejemplo, los residuos de fincas agrícolas”, indicó Divasoni.
Otro de los insectos utilizados para la investigación y la creación de oportunidades de negocio en zonas rurales es la mosca soldado (Hermetia illucens). Esta especie se caracteriza porque en su estado de prepupa, tras alrededor de 14 días de vida, logra un alto índice proteico; alrededor del 50% de su masa total.
A partir de esto, Torres desarrolló un modelo de negocios basado en la economía circular en la que miembros de comunidades rurales se encargan de producir las larvas de mosca soldado, alimentándolas de compost, lixiviados y residuos orgánicos como cáscaras de banano, piña y papaya.
Las larvas obtenidas se hierven, pasan por un proceso de secado y se muelen. El polvo obtenido se mezcla con una serie de ingredientes orgánicos, teniendo como resultado una harina alta en proteínas que funciona como alimento para especies como gallinas, tilapias, conejos, etc. Además, este modelo permite producir suficiente materia prima para la alimentación de las especies antes mencionadas.
“En la Universidad EARTH creemos que las zonas rurales pujantes y sostenibles son esenciales para el futuro de la humanidad. Por esta razón formamos a futuros líderes de cambio y les brindamos las herramientas necesarias para llevar a cabo sus investigaciones”, explicó Arturo Condo, rector de la institución.
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