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Según datos del Índice Global de Emprendimiento 2018 elaborado por el Instituto de Emprendimiento y Desarrollo Global (GEDI, por sus siglas en inglés), Costa Rica es el sexto país más emprendedor a nivel latinoamericano, y el 56 a nivel mundial, lo que lo coloca entre la vanguardia en este tipo de desarrollos empresariales.
No obstante, diversos estudios estiman que casi un 80% de los emprendimientos que se crean en el país no superan los tres primeros años de vida en el mercado, lo que resulta una cifra preocupante.
¿Por qué se da esto? De acuerdo con Ana Alfaro, fundadora de You Pura Vida, experta en temas de emprendimiento y mentora de emprendedores, una de las razones principales que lo provoca es que el emprendedor incursionó en un proyecto por oportunidad; es decir, enfocado únicamente en el dinero, porque “todo el mundo” estaba emprendiendo en eso, o porque le ofrecieron un negocio que sonaba atractivo financieramente; sin embargo, el emprendedor no sentía realmente pasión hacia su producto o servicio.
“Por ejemplo, emprender vendiendo naranjas, porque todo el mundo las está vendiendo y están haciendo muchos millones con ellas, pero a mí no me gustan las naranjas, no sé cómo sembrar un árbol de naranja, o no conozco realmente sus beneficios para mi cliente, esto provocará que, ante la primera dificultad, crisis, o situación deje mi empresa tirada y me vaya a intentar el próximo negocio por oportunidad de moda”, señaló Alfaro.
Para la experta, es acá donde toma importancia tener claro, antes de emprender, qué habilidades o talentos tenemos y que podemos poner a trabajar para desarrollar nuestra empresa.
Los talentos son las aptitudes que todas las personas tienen de forma particular y única al realizar alguna actividad o labor en especial, lo cual le permite llevarlo a cabo con facilidad y excelencia, superando los resultados promedio de las personas en su entorno.
“Al emprender basándonos en el talento que cada persona posee tenemos la garantía de que el producto o servicio que brinde se llevará a cabo con pasión, con amor hacia lo que se está realizando, dando como consecuencia la excelencia, y el cliente lo percibirá así, creando el vínculo de fidelidad, recomendación con otros posibles clientes, lo que se traduce en ventas constantes. Además, en los primeros años, que son los más difíciles al emprender, el vínculo real que existe entre el talento de la persona y el negocio hará que el emprendedor se mantenga con perseverancia y firmeza, lo que lo impulsará a buscar la forma de mantener en pie su negocio, dándole la oportunidad de que el negocio crezca y madure efectivamente”, explicó Alfaro.
Agregó que los talentos están directamente relacionados con los 7 tipos de inteligencia (lingüística, lógico matemático, espacial, interpersonal, intra-personal, corporal cinética, musical).
Indicó que una persona puede darse cuenta de los talentos que trae innatos, al reconocer primero su inteligencia o inteligencias predominantes, lo que facilita que conozca las cosas que disfruta y tiene facilidad para hacer y empieza a explorar cómo puede aplicar su inteligencia y sus talentos en la solución de situaciones que se necesiten resolver en su entorno, generando emprendimientos integrales y de utilidad, y no solo de oportunidad.
“Conocer cuál es mi talento y cómo puedo ponerlo al servicio de las demás personas (clientes) va a permitir que el emprendimiento sea más fuerte que si lo hago únicamente con la intención de generar altos porcentajes de rentabilidad, lo que no es malo, pero si se hace con esa mentalidad, las bases de la empresa no serán tan sólidas como si el emprendimiento se hubiera realizado pensando en satisfacer mis necesidades y las de los demás”, concluyó Alfaro.
Pasos para emprender:
1) Hacer una investigación en el entorno para encontrar problemas que los demás necesiten solucionar y que por medio de la aplicación de los talentos, los pueda resolver con excelencia.
2) Aplicar la creatividad e innovación para desarrollar una solución que haga una diferencia respecto a lo que está brindando la competencia.
3) Revisar qué necesita y qué poseo ya para empezar con lo que tiene. Los recursos que aún no posee, los resolverá con un plan de cómo obtenerlos, incluso haciendo otras cosas que le generen cierto capital para lograrlo o por medio de un plan por etapas del mismo negocio. El financiamiento con bancos o financieras, de primera entrada, no es la única solución que deberían buscar la mayoría de emprendimientos.
4) Diseñar un plan de negocios en formato de pre-lanzamiento, que le permita perfeccionar su producto o servicio, conocer a profundidad el mercado, ir creando su cartera de clientes, y recibir retroalimentación.
5) Buscar apoyo, guía, mentores, aliarse a personas que ya han vivido y están sumergidos en lo dulce y amargo del emprendimiento.
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