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Por: Tania Jiménez – tania@taniajimenez.org
Definitivamente las palabras pueden tener un peso emocional positivo o negativo en nuestras vidas, y ese poder está en nuestras manos.
Muchos cargan con pesos negativos de palabras que alguien les dijo fruto de su forma limitada de ver la vida, y eso fue suficiente para que años después sigan cargando y creyendo lo que les dijeron como si fuera un hecho cierto.
Sin embargo, lo que pasamos por alto, es que el poder de convertirlo en decisiones para nuestro bien y en una fuerza motivadora sigue estando en nosotros.
En los procesos de coaching personal siempre salen las famosas etiquetas a relucir, y es algo que trabajamos en el proceso de auto descubrimiento, en las que aceptamos las que no estamos dispuestos a dejar y en las que eliminamos o transformamos las que no queremos.
Por ejemplo, en lo personal siempre me dijeron como algo malo que yo era “muy transparente”, “usted habla con los ojos”, es decir que se me nota fácilmente si algo me gusta o no, y eso obviamente no es muy recomendable cuando creemos que debemos comportarnos de una forma determinada.
Por años decidí que eso era una etiqueta negativa en mí, hasta que después de mi proceso de coaching decidí que para mí era un símbolo de honestidad, y me di cuenta que también durante toda mi vida había podido modificar mi lenguaje corporal dependiendo de las situaciones; es decir lo convertí en un activo a mi favor, en lugar de una etiqueta.
Para otros puede ser el famoso “necio”, que es sumamente común en nuestro país y que desafortunadamente es algo que he escuchado decir a algunos papás a sus hijos, el resultado es que de grandes van a decir “yo sé que soy un necio porque…”, cuando lo que deben de visualizar es que son insistentes y persistentes en la idea de hacer las cosas diferentes.
Darles el poder a otros sobre nuestras vidas es una pérdida de tiempo, ya que lo que usualmente hacemos es que convertimos lo que nos dijeron en una “etiqueta” que nos colgamos encima, y la seguimos reforzando diariamente.
Hasta el día de hoy sigo encontrando hombres y mujeres sumamente concentrados en el “qué dirán” “en lo que X opine de mi” y “es que yo sé que yo soy … (etiqueta)”. Lo que nos hace darnos cuenta que, la única persona que puede recordarle diariamente esa palabra es: usted mismo y eso lo convierte en la primera persona a vencer.
Así que vamos a requerir que transforme esas etiquetas o creencias en activos a su favor.
Y ¿cómo podemos transformar esas etiquetas en algo positivo para nuestras vidas?
“La palabra tiene mucho de aritmética: divide cuando se utiliza como navaja, para lesionar; resta cuando se usa con ligereza para censurar; suma cuando se emplea para dialogar, y multiplica cuando se da con generosidad para servir.” Carlos Siller
*La autora es Coach Ejecutiva & Mentora Financiera.
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