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El crecimiento económico de Costa Rica desde la pandemia ha sido sólido, con una mejora de las perspectivas fiscales gracias a un compromiso de disciplina fiscal. Según indica un nuevo informe de la OCDE, para mantener este empuje y contribuir a un crecimiento sólido a medio plazo, mejorar el nivel de vida y garantizar la sostenibilidad fiscal, se deberían mantener y profundizar las iniciativas de reforma.
El último Estudio Económico de Costa Rica de la OCDE prevé que el PIB aumente un 3,8% en 2025 y 2026, mientras la inflación se incrementa de manera gradual hasta alcanzar un promedio del 2,4% este año y del 3,2% el próximo año. El crecimiento se verá impulsado por las exportaciones y el consumo privado, favorecido por la creación de empleo formal y la baja inflación.
La ratio de deuda pública sobre el PIB está descendiendo, aunque sigue siendo prioritario garantizar la sostenibilidad fiscal. Costa Rica debería centrarse en reducir la deuda pública cumpliendo la regla fiscal, haciendo que el gasto público sea más eficiente y optimizando la recaudación de impuestos mediante la ampliación de las bases imponibles.
El compromiso de Costa Rica con el libre comercio ha disparado las exportaciones, diversificado la producción e impulsado el crecimiento económico. Las principales exportaciones son ahora de dispositivos médicos y servicios empresariales, por encima de los productos agropecuarios y el turismo. Las iniciativas a nivel internacional para diversificar las cadenas de suministro constituyen una oportunidad para que Costa Rica siga capitalizando su firme compromiso con el libre comercio y aborde el desafío de larga data que constituye conseguir aumentar el número de trabajadores, empresas y regiones que se benefician del comercio y la inversión.
La buena formación de la población activa de Costa Rica ha ayudado a captar inversión extranjera directa, pero el aumento de la escasez de competencias amenaza ahora el atractivo del país y su capacidad para maximizar los beneficios del comercio. Entre las prioridades urgentes están acelerar las reformas de la formación profesional para aumentar las competencias técnicas, incrementar el número de técnicos y titulados en materias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) y adaptar mejor la formación universitaria a las necesidades del mercado de trabajo.
“Costa Rica debe abordar el desajuste de competencias, aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral y reducir la informalidad para impulsar el crecimiento a medio plazo,” según declaró el Secretario General de la OCDE Mathias Cormann en la presentación del Estudio en San José, junto con el Presidente Rodrigo Chaves y el Ministro de Comercio Exterior Manuel Tovar. “Ampliar el acceso a educación temprana y cuidados de primera infancia asequibles de alta calidad debería ser una prioridad. Reducir el costo del empleo formal, así como las cargas administrativas y económicas para la creación de empresas también ayudaría a reducir la informalidad”.
Las carencias en materia de infraestructura son grandes, lo que aumenta los costos del comercio y limita la participación de las regiones alejadas y las pymes en el comercio internacional. Los problemas claves incluyen la mala calidad de las carreteras y la sobrecarga de los puertos. Fortalecer las evaluaciones de viabilidad de los proyectos de transporte y formular planes de implementación detallados, que incluyan plazos e hitos clave, ayudaría a cerrar las brechas de infraestructura en entorno fiscal restringido.
Costa Rica se ha fijado metas ambiciosas para descarbonizar su economía. Casi toda la electricidad del país procede de fuentes renovables y la hidroeléctrica representa cerca de un 70%. El cambio climático está reduciendo las precipitaciones, lo que representa un desafío para la generación hidroeléctrica. Además, la electrificación prevista del transporte y el incremento de la inversión extranjera directa aumentarán de forma considerable la demanda de electricidad. Costa Rica cuenta con un importante potencial sin explotar en energía eólica, solar y geotérmica, que podría abastecer esa demanda creciente mediante la diversificación y expansión de la producción de energías renovables. Aprovechar este potencial requerirá aumentar la inversión y reformas regulatorias en el sector eléctrico.
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