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Por: Jose Pablo Jiménez
Experto financiero de Instacredit
Carlos es jefe de hogar. Su familia está compuesta por sus dos hijos y su esposa. Trabaja como operario en una fábrica, sin embargo, sus ingresos mensuales apenas le permiten cubrir los gastos básicos de alquiler, alimentación, transporte, servicios públicos y educación.
Hace unos meses, enfrentó una delicada situación de salud de su esposa que le obligó a conseguir dinero urgente para pagar medicamentos y terapias necesarias de manera inmediata.
En medio de tanta presión decidió acudir a una alternativa que consideró fácil y fue así como estableció una relación con una persona que le prestó dinero de manera muy sencilla, sin ahondar en las condiciones de la operación. Fue realmente ágil, pues se trataba de un crédito conocido como gota a gota.
A pesar de que satisfizo su necesidad, pronto se dio cuenta de que lo que debía pagar por mes ponía en aprieto su economía, llevándolo a vivir con temor, pues su prestamista no se muestra comprensivo y más bien parece abusivo.
Sea por emergencias familiares, imprevistos con el vehículo o casa o incluso para cubrir otras deudas, los estudios afirman que sigue creciendo el número de usuarios de financiamientos informales. Muchos costarricenses pueden estar viviendo la misma realidad de Carlos.
La raíz de esta situación puede relacionarse con las desigualdades sociales y económicas, pero, también tiene que ver con la falta de educación financiera, que persigue como una sombra a la población.
No se trata solo de falta de planificación económica o ausencia de hábitos saludables como el ahorro, sino con un desconocimiento de las herramientas que las personas tienen disponibles en las diferentes figuras del sistema financiero del país.
Hoy, muchos ignoran oportunidades accesibles de crédito y otros, las confunden con los gota a gota.
Recordemos que esta modalidad se caracteriza por la rápida disponibilidad de dinero, pero con condiciones extremadamente desventajosas para el prestatario. Los intereses son desorbitantes, los métodos de cobro pueden ser agresivos e intimidatorios y fomentan un endeudamiento crónico y difícil de manejar. Inicialmente, los delincuentes se mostrarán flexibles, pero se aprovecharán de la vulnerabilidad económica para lograr su cometido: cobrar sin límite en el monto de intereses que se cobran, pues queda a su libre elección, según han expresado algunos expertos.
Por otro lado, el sistema financiero está constituido por una amplia variedad de protagonistas con diferentes características y ofertas dirigidas a sus segmentos de interés, que variará de acuerdo a criterios como el récord crediticio, los ingresos mensuales, entre otros.
Es así como conocemos de bancos, tanto públicos como privados, cooperativas, fondos de mutualidad y financieras que disponen de distintas líneas de créditos, con garantías y requisitos apegados a su naturaleza.
Es importante mencionar que estas últimas figuras, son las que más se suelen confundir con prestamistas informales. Sin embargo, en el mercado existen organizaciones de este tipo apegadas a la ley, con una sólida trayectoria y que ofrecen herramientas como los microcréditos, diseñados para ser accesibles con montos menores y trámites simplificados.
Siempre que considere optar por una solución crediticia, asegúrese de que esté debidamente constituida, para contar con el respaldo de negociar arreglos de pago, en caso de que se presente alguna dificultad a la hora de cancelar las cuotas y eliminar el riesgo de métodos de cobro agresivos.
Carlos habría tomado una mejor decisión si hubiera estado al tanto de las alternativas formales disponibles. Creemos que muchos costarricenses aún pueden evitar situaciones incómodas y peligrosas informándose adecuadamente.
Por eso, instamos a la población a informarse, analizar y tomar decisiones conscientes para evitar caer en prácticas de financiamiento peligrosas. Juntos, podemos construir una economía más justa y segura para todos los costarricenses.
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