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En un mundo post pandemia, se hace cada vez más evidente la necesidad de adoptar prácticas laborales para reducir la huella de carbono.
Para este objetivo, señalan especialistas, una forma que puede apoyarlo es el trabajo remoto por parte de las organizaciones. Ello debido a que se han vinculado altos niveles de emisiones de carbono al desplazamiento diario al trabajo.
Para Fabiana Salinas, directora de Recursos Humanos de Mismo, existen tres beneficios directos del trabajo remoto para la reducción de la huella de carbono de las organizaciones.
Disminución de los desplazamientos diarios. El teletrabajo se destaca por su contribución a la reducción de la huella de carbono. Esto al disminuir los desplazamientos diarios hacia la oficina. Al eliminar la necesidad de viajar largas distancias en automóvil o transporte público, se reduce significativamente la cantidad de emisiones de carbono liberadas en la atmósfera. Esta reducción en el uso de vehículos motorizados no solo tiene un impacto positivo en la calidad del aire. También ayuda a aliviar la congestión del tráfico en las principales ciudades de Latinoamérica, lo que a su vez reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
Menor consumo de energía en oficinas. El empleo en línea también implica un menor consumo de energía en las oficinas. Ello dado que se reduce la necesidad de mantenerlas en pleno funcionamiento. Esto se refleja en un uso reducido de la iluminación, calefacción, refrigeración y otros servicios, lo que a su vez disminuye las emisiones de carbono asociadas.
Uso reducido de papel. El trabajo a distancia promueve el empleo de documentos digitales y la comunicación en línea. Ello reduce la necesidad de imprimir documentos en papel y disminuye el consumo de este recurso. Esta práctica contribuye a la conservación de los recursos forestales y tiene un impacto positivo en la reducción de la huella de carbono.
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