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Por: MS.c Michael Muñoz Leiva
Coach de Transición Profesional y Liderazgo, Economista, Académico-Profesor
Todas las personas cuando ingresan a un nuevo trabajo ya sea porque sea la primera experiencia laboral o bien una oportunidad de crecimiento profesional, se integran con expectativas muy altas, con la ilusión de ver sus sueños cumplidos por medio de esa empresa a la cual se va a brindar un servicio que será justamente renumerado.
Ningún trabajador inicia estos procesos con la mentalidad de que las cosas van a salir mal, o incluso pensando que ese lugar que en algún momento se consideró una bendición se convierta en su peor tortura. Lo que escuchas puedes pensar que suena extremo, pero es la realidad de miles de personas en el mundo laboral, yo fui incluso una de ellas, ingresas amando y respetando una empresa, incluso mostrando a todos tu incorporación a ella y conforme pasa el tiempo eso que fue un enamoramiento se convierte en una decepción o frustración.
Constantemente me reúno con clientes con problemas en su vida personal tales como:
En la mayoría de estos casos he descubierto que detrás de muchas veces una apariencia que quizás parece de un profesional exitoso (según lo estándares de la sociedad) se encuentran personas frustradas y que odian su trabajo, que tienen lo que yo llamo el “Síndrome del Domingo en la Tarde”, que es cuando de la nada empiezas a sentirte deprimido o deprimida por el simple hecho que al día siguiente es lunes y debes volver a tu trabajo.
En ocasiones he escuchado la frase “mi trabajo me está matando”, poco a poco mueren los sueños, las ganas crecer, tus ganas de hacer cosas diferentes e innovadoras y que no corten tus alas o tus ansías de volar.
Uno de mis mentores me enseñó que en la mayoría de los casos las personas no renuncian a las organizaciones sino a los liderares que se encuentran en ellas, personas que muchas veces valoran más la rentabilidad del negocio e ignoran que en cada oficina o puesto de trabajo hay personas con necesidades y deseos de crecer, o simplemente lo único que necesitan es sentirse valoradas y escuchadas por ese mal llamado líder que muchas veces simplemente es un jefe o gerente posicional.
Hoy la pregunta que te quiero hacer es porque sigues en un empleo que no amas, que te genera frustración o simplemente no se alinea con tu propósito de vida, posiblemente va a venir a tu mente el tema financiero o el temor e incertidumbre que esto puede generar, pero qué tal si te digo que puedas trabajar en hacer una transición que te permita hacer un cambio hacia algo que te haga feliz, yo lo hice, pero antes hice un plan para trabajar estas áreas:
Estos procesos no son fáciles pero si tienes un plan y lo más importante la convicción de realmente generar un cambio en tu vida, te aseguro que va a valer la pena, muchas veces nos desgastamos para que otros sean felices y cumplan sus sueños, pero cuantas veces piensas o dedicas tiempo para los tuyos, vida solo hay una y tenemos que vivirla siendo felices, pero también actuando sobre esas decisiones que en el fondo de nuestro corazón sabemos que debemos hacerlas, pero aún no nos animamos, recuerda que no hay empleo que justifique que tengas una vida infeliz.
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