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La devaluación del dólar y, por ende, en el tipo de cambio, ha captado la atención de la sociedad costarricense. Con ello, generando interrogantes sobre sus causas, impactos y proyecciones a corto y largo plazo.
¿Por qué se ha dado este comportamiento en el tipo de cambio? ¿Cuál es el impacto de este comportamiento? Son solo algunas de las dudas que saltan.
Para analizar este tema, compartimos una entrevista realizada a Malberth Cerdas, docente de Economía y Administración de Negocios de la Universidad Fidélitas, y compartida por esta entidad.
En la actualidad, observamos una disminución en el tipo de cambio, impulsada por un incremento significativo en la oferta de dólares en la economía. Este fenómeno se atribuye principalmente al notable crecimiento del 15% en el sector exportador, alcanzando un récord histórico de US$18,244 millones, según datos proporcionados por PROCOMER.
Según COMEX, hasta septiembre de 2023, la inversión extranjera directa alcanzó la cifra de US$2.691 millones, constituyendo el 90% de la meta estimada para el año completo, establecida en US$3.000 millones. De manera adicional, las cifras más recientes del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) revelan que, durante el periodo comprendido entre enero y noviembre de 2023, el sector turístico de este país, con una población de tan solo 5,1 millones de habitantes, recibió la notable cantidad de 2,44 millones de turistas. Este dato representa un significativo aumento del 16,9% en comparación con el mismo periodo del año 2022.
No podemos pasar por alto el hecho de que el gobierno ha contraído una deuda externa que ronda los US$3.000 millones. Si bien algunos pueden percibir esto como negativo debido a su influencia en la disminución del tipo de cambio, es crucial reconocer que esta medida también inyecta colones directamente en la economía local. Este excedente de colones no solo posibilita que las actividades productivas del país se beneficien de financiamiento en moneda local, sino que también abre oportunidades para que los individuos interesados en adquirir viviendas o automóviles encuentren condiciones más favorables en el mercado.
Los más impactados por la devaluación son aquellos que obtienen sus ingresos en dólares, incluyendo tanto a los exportadores como a aquellos cuyos salarios se denominan en esta moneda. Sin embargo, para el resto de la población, este fenómeno se presenta como una noticia positiva, y ello se debe a dos razones fundamentales. En primer lugar, se posibilita la adquisición de bienes importados a precios más accesibles. En segundo lugar, la disminución en los costos de los combustibles contribuye a mantener al país en un estado de deflación. Este enfoque es esencial al reflexionar sobre el periodo posterior a la pandemia, ya que representa una oportunidad para recuperar el poder adquisitivo que se vio mermado por la inflación tras el año 2021.
A corto plazo no veo forma de que el precio del dólar suba, incluso podría bajar más (lo veo casi en el mínimo del ciclo en el que estamos), así que los que deseen guardar dólares para el largo plazo es buen momento para comprar, no creo que bajen mucho más y a nivel de inversiones sí podría sacársele provecho, realizando inversiones en ciertos activos en esa moneda fuera del país.
En cuanto a la política económica, que se divide tal como se menciona, en el ámbito de la política fiscal, endeudarse en dólares implica aumentar nuestra reserva de esta moneda. Es crucial considerar este hecho en el contexto en el que el gobierno optó por un proceso acelerado de obtención de créditos en dólares en el ámbito internacional, en lugar de recurrir a colones a nivel local, al inicio del mandato del presidente.
En ese momento, el tipo de cambio experimentó un ascenso, llegando a casi 700 colones por dólar. Esta tendencia se vio impulsada por unas reservas monetarias debilitadas que rondaban los US$6.000 millones, y se exacerbó debido a la crisis internacional derivada del conflicto entre Rusia y Ucrania. En este contexto, se volvió imperativo acumular reservas para enfrentar de manera más efectiva los shocks externos.
Sin embargo, el resultado sorprendente fue que, al adoptar esta estrategia, el gobierno se volvió atractivo a nivel internacional. Este atractivo se tradujo en la llegada de dólares destinados a actividades productivas, generando, en última instancia, un exceso de la moneda extranjera.
En cuanto a la política económica, el Banco Central mantiene su mira puesta en la meta de inflación, por eso seguirá comprando dólares al ritmo del crecimiento económico y para mantener en stock por si existe un shock externo.
Para el exportador, la situación se torna más compleja, ya que, desde la perspectiva global, sus productos se encarecen. No obstante, a pesar de este desafío, observamos un crecimiento sostenido en las exportaciones agrícolas, impulsado por la eficiencia acumulada a lo largo de los años, especialmente en las industrias de piña, banano y café.
Frente a este escenario, se vuelve esencial que los exportadores lleven a cabo una planificación financiera más detallada. Considerando las fluctuaciones en el tipo de cambio, la implementación de coberturas financieras se presenta como una herramienta crucial. Esto les permitirá presupuestar de manera más precisa sus procesos productivos y evaluar la rentabilidad de sus operaciones. Cabe destacar que en el mercado existen varias instituciones bancarias que ofrecen este servicio.
En lo que respecta a las importaciones, la devaluación resulta favorable para nosotros, ya que el mundo se vuelve más accesible en términos económicos. Este factor contribuye a reducir los costos asociados a la importación, generando oportunidades ventajosas para nuestra economía.
Si pensáramos en una lucha devaluando la moneda, podríamos enfrentar problemas estructurales de largo plazo. La crisis financiera en Asia de los 90´s, se debió a una lucha entre países por devaluar y les costó salir de ahí.
Lo mejor es que el tipo de cambio se regule solo, por oferta y demanda, con la menor intervención posible.
Hay sectores que se pueden colonizar, por ejemplo el turismo, ellos pueden poner todos los precios en colones. Vaya a cualquier parte de Latinoamérica y vea en que moneda le cobran todo. Creo que sólo en Argentina y Costa Rica somos tan duales que el dólar circula paralelamente a la moneda del país.
Lo mejor es endeudarse en la moneda en que se gana dinero. Hoy por hoy no hay tanta diferencia entre la tasa de interés en colones y dólares, como existió en el pasado, como para tomar el riesgo de tomar créditos en colones, ganando en dólares.
El tiempo para endeudarse o no, depende más del para qué, si es para un proyecto de inversión y está aprovechando una ventaja comparativa, hoy sería ese momento; si es para una actividad improductiva lo mejor es esperar.
Antes de embarcarse en una inversión, es crucial definir el propósito futuro del dinero. Por ejemplo, si la inversión está destinada a un próximo viaje, se recomienda iniciar desde ya un ahorro en dólares. Del mismo modo, si la intención es realizar una compra en dólares, la planificación financiera debe ser acorde con esa meta.
En el caso de inversiones más amplias, es fundamental evaluar de antemano el nivel de tolerancia al riesgo. Además, es necesario examinar las tasas de interés disponibles, tanto en dólares como en colones, y sopesar las opciones locales e internacionales. A través de un análisis detenido de estos factores, se podrá llegar a una conclusión informada sobre la estrategia de inversión más apropiada.
En este ámbito, resulta difícil proporcionar una fórmula única, ya que la decisión depende en gran medida de los objetivos individuales de cada persona. La diversidad de metas financieras y niveles de tolerancia al riesgo hace que la personalización sea esencial en la toma de decisiones financieras.
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