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Por: Mauricio Céspedes, director ejecutivo de Inteco.
Para nadie es un secreto que la pandemia sacó a las empresas de su “zona de confort” y las obligó a pensar en cómo reinventarse. En esa búsqueda, la transformación digital se ha convertido en un elemento clave para la calidad. El cual, apalancado con innovación, estrategia y reformulación del modelo económico, se convierte en un diferenciador para la continuidad del negocio.
Pero ¿Qué ventajas tienen las empresas que ya han implementado un sistema de gestión de la calidad, basados en la ISO 9001, a la hora de incursionar en procesos de transformación digital?
Las empresas que lo han hecho saben que los principios de estas normas se basan en la búsqueda y mejora de la satisfacción del cliente. Por lo que una política de calidad enfocada en entender qué es lo importante para los clientes, será un pilar y guía fundamental, para el proceso de transformación digital.
Además, el contar con herramientas para medir la satisfacción del cliente, un enfoque a procesos, indicadores para medir el desempeño, y una oportuna gestión de riesgos, tal cual lo indica la norma ISO 9001, permitirá que el proceso de transformación se haga de forma más ordenada, ágil y eficiente.
Otro elemento clave, en donde la norma ISO 9001 aporta, es que cualquier proceso de transformación digital fracasará si no se sensibiliza al personal. Y si no se gestionan adecuadamente los conocimientos y habilidades.
La mejora continua, elemento clave en toda esta iniciativa, no es posible sin la intervención humana.
En conclusión, ver la transformación digital a través del prisma de la calidad ofrece una palanca adicional. Esto para lograr el éxito del cambio.
También es una oportunidad para posicionar la calidad en el corazón de la empresa.
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