Aunque la crisis trajo muchos desafíos, también aceleró la transición a entornos de trabajo más saludables e inteligentes. Este es el caso de los edificios centrados en la salud de las personas.
“Los edificios saludables no se limitan a la ausencia de enfermedades, como virus o bacterias. Sino que abarcan todas las facetas de la salud humana. Incluyendo el bienestar físico, emocional, intelectual, espiritual, ocupacional, ambiental y social. Este concepto ya existía antes del Covid-19 y gracias a él ha tomado mayor relevancia”, comentó Michael Ramírez, gerente de Desarrollo de Negocios de Schneider Electric Centroamérica.
Agregó que bajo la nueva normalidad, las organizaciones deben proporcionar un ambiente interior de los edificios saludable. Y que mantenga a la gente informada. Al mismo tiempo, las empresas necesitan ser productivas y sostenibles. Mientras que las operaciones sean gestionadas de manera eficiente.
Para Ramírez, un edificio sano debe contener varias características. Algunas de estas son garantizar el bienestar de los ocupantes, realizar una adecuada administración del espacio. Es decir, las empresas deben cumplir con las nuevas reglas de distanciamiento seguro. Así como para que las personas puedan trabajar de manera eficiente.
Además, debe contar con un compromiso de los ocupantes y mantener una eficiencia operativa del edificio.
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