Por: Fernando Ocampo Sánchez
Decano de LEAD University
Costa Rica registra uno de los porcentajes de desempleo más altos de su historia, en medio de una crisis económica sin precedentes. Vivimos una coyuntura que ha socavado la estabilidad económica y hasta emocional de miles de familias. Las cuales, han visto reducidos sus ingresos, empleabilidad, jornadas laborales. E, incluso, muchas de ellas perdieron sus empleos.
El país, se encamina a un proceso de recuperación económica que, a todas luces, será lento y complicado. Porque tenemos el enorme reto de, entre otros aspectos, reducir ese alto nivel de desempleo. El cual llega a un 18,7% de la fuerza laboral.
Hoy más que nunca, se requieren esfuerzos conjuntos entre los diversos sectores del país. Esto para dinamizar una economía seriamente golpeada, por una pandemia que aún no termina.
El panorama es incierto y la incertidumbre genera preocupación. Porque más allá de números y estadísticas, se trata de rostros, de familias. Así como de miles de personas sin recursos económicos para cumplir con todas sus necesidades básicas.
Promover el desarrollo socio-económico de nuestra sociedad, en medio de esta coyuntura, no es tarea fácil. Pero el país debe echar mano de todos los recursos posibles. Uno de ellos, es la educación que impulse la empleabilidad, mediante la formación de nuevos y mejores profesionales. Porque el conocimiento genera progreso social.
Pero, no podemos perder de perspectiva, que no se trata de graduar estudiantes, nada más. Es clave formar profesionales en carreras de alta empleabilidad. Esas que, según el Foro Económico Mundial, tendrán mayor demanda laboral en los próximos cinco años.
Hablamos de las profesiones relacionadas con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Las cuales jugarán un rol protagónico en el desarrollo socio-económico del país. Esto ya que las empresas comenzarán a requerir cada vez más profesionales formados en esas carreras. Y esto representará una importante fuente de empleo y desarrollo.
Además, ha quedado demostrado, que la formación profesional ha sido un aliciente para miles de personas. Según el estudio del Observatorio Laboral de Profesionales (OLAP), poseer un título universitario asegura una mayor estabilidad laboral. Esto porque solo tres de cada diez personas graduadas, vio empeorar su situación laboral por la pandemia.
Vemos entonces como la educación universitaria se vuelve un pilar fundamental en materia de empleabilidad y desarrollo.
Aquí quiero hacer especial énfasis en la necesidad de fomentar una mayor participación de las mujeres en este tema. Porque como país tenemos una enorme deuda y responsabilidad para reducir la brecha que existe entre hombres y mujeres, en la formación profesional en las llamadas carreras STEM.
Desde LEAD University, insistimos en la importancia de atraer a más mujeres a carreras con alta demanda.
La crisis provocada por la pandemia de Covid-19 puso en perspectiva muchas deficiencias y debilidades en diversos ámbitos de la sociedad. Pero también se plantea como una oportunidad para reinventarnos, mejorar y evolucionar.
En esto, las universidades hemos tenido un enorme reto. Nos hemos visto en la necesidad de actuar de forma rápida y efectiva, para replantear la metodología de aprendizaje y adaptarnos a la nueva realidad.
Tenemos la responsabilidad mayor de formar profesionales aún más sólidos e integrales y en las áreas de conocimiento que más necesita el país. Porque sabemos que es urgente propiciar una mayor empleabilidad y generar progreso social.
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