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Por: Mario Zaldívar Rivera
Secretario Ejecutivo de CONAPE 1981 – 2009
“El hombre solo mata lo que ama”, decía Oscar Wilde y el Estado costarricense pretende dar su estocada brutal a una de sus instituciones más más eficientes, CONAPE, la que trabaja directamente estimulando el talento de los jóvenes más vulnerables, los estudiantes de educación superior de escasos recursos económicos, quienes no tienen acceso a los créditos bancarios para financiar sus estudios.
Hace más de cuatro décadas, otros hombres y otras mujeres, con una mentalidad mucho más sensata, crearon una institución financiera específicamente para estudiantes pobres, aquellos que no tienen otra garantía que su deseo de estudiar y su probada inteligencia para alcanzar una meta académica. Hoy, una generación de “políticos y tecnócratas” sin mayor sensibilidad social, proponen vender la cartera crediticia de CONAPE al Banco Popular.
La banca costarricense, pública y privada, desde el año 1977, fecha de creación de CONAPE, ha luchado por eliminar a esta institución estatal por el hecho de tener la obligación legal de transferirle el 5% de sus utilidades netas anuales. Primero, fue mediante una interpretación auténtica de la ley y luego reduciendo el porcentaje del aporte al crédito educativo. En nuestros días, el motivo es otro: captar el apetitoso mercado del financiamiento de los estudiantes universitarios, pero con sus condiciones crediticias de competencia interbancaria reguladas por la SUGEF; es decir, tasas de interés de mercado, garantías satisfactorias y plazos de amortización reducidos.
Las experiencias más recientes de Chile y los Estados Unidos son patéticas. En Chile se privatizó el crédito educativo y a la vuelta de unos años, los jóvenes profesionales no podían pagar sus préstamos. Las consecuencias sociales de la revuelta estudiantil han sido mil veces más costosas que los beneficios que pretendían sus promotores.
Lo mismo pasó en los Estados Unidos, donde la banca privada hizo grandes negocios con los préstamos a estudiantes, al punto que el mismo presidente Barack Obama tuvo que intervenir para que las condiciones de pago para los deudores fuesen revisadas.
Tengo serias dudas de que quienes pretenden vender la cartera de CONAPE al Banco Popular, siquiera hayan analizado las cruentas consecuencias de “bancarizar” los préstamos a estudiantes.
Es una paradoja ya refrendada por la historia: el éxito del crédito educativo es más seguro cuanto más alejado se encuentre de la banca. La contaminación del lucro bancario corroe los principios básicos de su filosofía. En la doctrina bancaria no existe la visión social del crédito subsidiado para los estudiantes económicamente vulnerables. Su norte es el lucro. Hace solo unos meses el gobierno cerró el Fondo Nacional de Becas, FONABE; ahora la artillería va contra CONAPE, todo en la fatídica dirección de que la banca coloque sus recursos ociosos en el crédito educativo.
Infinitamente más poderosa, la banca extiende su ambición por toda la sociedad costarricense, destruyendo a su paso algunas instituciones de desarrollo social, que han sido pilares del modelo de equilibrio de paz y solidaridad nacional. Con la excusa de combatir la crisis fiscal y paliar los golpes de la pandemia, algunos complacientes burócratas y la jerarquía bancaria, pretenden desestabilizar a CONAPE, para después aplicar el golpe de gracia y pasar el crédito educativo a la banca.
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