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La crisis mundial generada a raíz de la pandemia de COVID-19 ha expuesto al sector automotriz a varios desafíos, especialmente con los cambios en los modelos de movilidad que se han experimentado alrededor del mundo. Pequeñas, medianas y grandes empresas como Bridgestone, se vieron obligados a realizar ajustes en sus operaciones diarias, con el fin de fortalecer sus negocios en tiempo de crisis.
Bridgestone, con presencia en 150 países y más de 140 mil colaboradores alrededor del mundo, cuenta con la ventaja de ser una empresa multinacional que se ha preparado a lo largo de los años en la gestión de los diferentes riesgos que pueden impactar su negocio. La preparación previa ante escenarios no favorecedores es lo que le ha permitido a la organización ajustar sus operaciones sin que esto implique impactos mayores en la producción o abastecimiento del mercado.
Jorge Bayona Cespedes, Country Manager de Bridgestone América Central, región que contempla las operaciones de Costa Rica, Centroamérica, el Caribe, Colombia y Ecuador, detalla que la flexibilidad de acoplarse rápidamente ante escenarios inesperados ha sido una de las fortalezas de la compañía.
“Estamos ante un escenario que sale de la normalidad, nuestras economías están experimentado una especie de pausa y como empresa, necesitamos también hacer ajustes en la manera de hacer las cosas: una correcta administración del flujo de caja, un adecuado manejo del inventario y garantizar la disponibilidad de nuestros productos en el mercado, ha sido primordial”, afirmó.
Apoyar a su red de distribución y abrir canales de diálogo y negociación con los proveedores también han sido parte de las acciones tomadas por Bridgestone en este contexto.
“En todos los países en los que operamos, estamos muy pendientes de los indicadores económicos, así como de los lineamientos e información por parte de los gobiernos, estos son puntos clave que nos han permitido prepararnos para la reactivación económica de manera prudente; ya que, como empresa privada, queremos aportar de manera positiva en la recuperación de la crisis”, agregó Bayona.
Desde el comienzo de la crisis, la multinacional se ha enfocado en cuatro principios claves que continúan guiando el proceso de toma de decisiones: promover la salud y seguridad de los colaboradores, contribuir a la mitigación de la propagación del virus en las comunidades, asegurar la fortaleza empresarial que tiene la empresa en el corto plazo y posicionar a Bridgestone para una sólida recuperación posterior a la crisis.
La empresa ha tenido que adaptar el negocio a la situación actual, pero han logrado mantener el flujo de producción en su planta en Costa Rica en un promedio de 9.500 neumáticos diarios.
La multinacional japonesa, cuenta actualmente con tres operaciones en Costa Rica, su planta de producción de llantas ubicada en Heredia, un Centro de Servicios Compartidos en esa misma provincia y la planta Firestone Industrial Products dedicada a la manufactura de productos diversificados y ubicada en Turrialba. Estas operaciones emplean a alrededor de 1350 colaboradores en el país.
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