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Por: Pablo Rojas
Gerente de Seguridad Financiera Instacredit
Cuando de estafas se trata, no podemos negar que alguna vez hemos pensado que “eso nunca nos va a pasar”. Sin embargo, esta actitud es la que precisamente nos puede llevar a caer en un timo de esta naturaleza.
Una confianza extrema, asociada a un factor cultural típico de los costarricenses, es lo que provoca que, a pesar de múltiples campañas de sensibilización, el número de víctimas de estafas sigan creciendo en el país.
El tico se siente ajeno, exento o incluso inmune, de ser víctima de los estafadores. Desde otra perspectiva, existe un factor psicológico asociado a la necesidad de “tener” de las personas que se mantiene latente y que podría ser un aspecto que los timadores usen a su favor. En estos tiempos de una marcada crisis económica, pareciera que, la necesidad hace que las personas sean menos precavidas, y actúen sin malicia.
Los timadores se valen de estrategias para cumplir su objetivo, entre ellas inspirar confianza, hablar con cordialidad y se dirigen a su víctima con educación e inteligencia.
Además y a pesar de que son incapaces de empatizar con los demás, se centran en su víctima, mostrándose atraídos por sus preocupaciones, lo que genera seguridad, tranquilidad y confianza y les facilita manipular los sentimientos.
Los delincuentes identifican el nivel de conocimiento de las víctimas respecto a la prevención de fraudes y al manejo de información personal confidencial y son capaces de detectar los vacíos de información o debilidades.
En los últimos meses, los estafadores han estado utilizando temas noticiosos, de actualidad y que le generen una necesidad a la víctima como la suspensión o acuerdos de pagos, ofrecimiento de créditos, ofertas de trabajo, IVA o incluso Plan Proteger.
En su mayoría, hemos tenido conocimiento sobre los fraudes mediante la suplantación de identidad de empresas. Los delincuentes se aprovechan de empresas que sean fácilmente referenciadas en el mercado nacional para engañar a la población.
La fuerte movilización hacia la tecnología que ha provocado la pandemia debido al teletrabajo o comercio electrónico, ha hecho que las personas compartan más información, por lo que podrían estar más expuestas.
Ante esta realidad, no deposite ningún tipo de adelanto ni dinero en efectivo porque una institución seria y responsable nunca va a pedir algún adelanto para acelerar el proceso o aprobar un préstamo. Concéntrese al recibir un contacto de una empresa o funcionario, con temas fuera de lo normal, preste atención.
Desconfíe de ofertas atractivas, un beneficio, ayuda, facilidad en un trámite y de “ofertas demasiado buenas para ser verdad”. Asimismo, mantenga la calma, intentarán generar un sentimiento de urgencia, necesidad y escasez, que solamente ese “funcionario” le podrá resolver y verifique la identidad y el comportamiento de quien realiza el ofrecimiento.
Por último, no se sienta presionado o comprometido, finalice el contacto. Indique que estará atendiendo el tema de manera directa.
Pida consejo, al tener dudas, consulte con una persona de confianza. Ahora más que nunca, cuide su patrimonio y no permita que nadie le quite lo suyo.
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